Carta abierta de un vigilante de seguridad

Alvaro Alvarado Pozuelo



CARTA ABIERTA DE UN VIGILANTE DE SEGURIDAD

Soy Agente de Seguridad, o Vigilante, aunque probablemente, estos días te suene más como "segurata" o "pseudopolicía", ya que llevo días leyendo, visualizando y escuchando en los medios, verdaderos improperios, auténticos despropósitos y deliberados ataques hacia un sector que, pagado por entes tanto públicos como privados, trabaja día a día para el ciudadano, haciendo cumplir el ordenamiento jurídico, como es su misión legal, poniendo en grave riesgo su integridad física en multitud de ocasiones; y en cualquier caso, asumiendo innumerables riesgos cada día que se levantan, se ponen sus uniformes y su dotación, y se marchan a trabajar, para hacer de este un país un poco más seguro. Podría ser, lo que más me molestara, que aquellos mismos ciudadanos a los que protegemos, que los mismos periodistas, presentadores, colaboradores, que tardan un suspiro en gritar ¡SEGURIDAD! cuando la cosa se les pone fea en el plató de televisión o en cualquier otra parte, que esos mismos nos atacaran constantemente, mientras nosotros les estamos protegiendo... pero no es eso lo que más me molesta... lo que más tedioso me resulta, es ver cómo gente habla sin conocimiento alguno, cómo hablan de nuestra formación de una forma absolutamente errónea, como hablan de nuestras funciones sin tener ni pajolera idea, como SE INVENTAN SIMPLEMENTE la mayoría de las cosas que dicen, o usan tópicos sin saber qué demonios están diciendo.

Ello no quita para que también me duela simplemente que me ataque y me desprecie mucha de la gente por la que cada día pongo en riesgo mi integridad, y hasta mi vida en ocasiones, solo por ese afán de despellejar que hay en este país, de ir contra todo lo establecido, de insultar y menospreciar aquello que no comprendemos, cuando la culpa de esa incomprensión y desconocimiento es unidamente nuestra (de los ciudadanos).
Estudié durante mucho tiempo, pasé una academia y un proceso selectivo del Cuerpo Nacional de Policía, he gastado dinero en formación, debo seguir formándome cada año para hacer correctamente mi labor (pues así me lo impone el Estado), posteriormente, empecé a trabajar, y desde entonces, he visto de todo, he visto muertes, he visto heridos de diversos tipos, he vivido de muy de cerca cómo hombres desde muy jóvenes a más mayores, han agredido como salvajes a las mujeres que, muy probablemente, hubieran dado cualquier cosa por ellos, a esas mujeres a las que un día les dijeron que las querían, y a la vez las estaban condenando a vivir el calvario de la violencia de género... he sentido las lágrimas de dolor e impotencia de esas mujeres en mi hombro; he presenciado los horrores de la droga, jóvenes destrozar su vida de la manera más estúpida, he presenciado imágenes que nunca querrías ver, y captado cosas que no desearía que nadie conociera, he perdido a compañeros con los que en este trabajo creas un vínculo muy familiar, he sido agredido físicamente con armas, a golpes, y de manera verbal, siendo amenazado, mientras intentaba hacer mi trabajo de la manera más correcta posible. He podido evitar que tu abuela cayera al suelo, o le robaran el bolso, que a tu padre le agrediera un borracho, o que este se sobrepasara con tu madre, he podido recuperar objetos que te han robado y nunca sabrás que fui yo, he podido calmar a tu hermano pequeño de un gran sofoco, y el mismo o mayor si cabe a tus padres cuando encontraron al hijo que perdieron de vista y no encontraban... Para esto, además de todo lo comentado, he renunciado a dormir muchas noches en casa, a pasar ocasiones festivas con mi familia y mis seres queridos, a su tranquilidad muchas noches mientras yo trabajaba expuesto a cualquier peligro, renunciando a horarios normales, y a disfrutar de muchos fines de semana como la mayoría del mundo. Mis compañeros, del mismo cuerpo, de la especialidad de escolta, han luchado durante años contra el terrorismo de ETA, y protegido la vida de muchas personas que han sufrido (un poco menos, gracias a ellos) el temor y la consternación provocado en sí mismos por el terrorismo, y algunos de estos compañeros perdieron la vida protegiendo a estas personas. Pero hoy, a pesar de todo esto, decides insultarme, ningunearme y pisotear mi labor y mi esfuerzo, por que has decidido, inducido por comentarios envenenados e ínfimamente fundamentados, por corrientes ideológicas cuanto menos intolerantes, y faltas de valores, que "no soy quién para pedir una identificación", cuando lo llevo haciendo durante mucho tiempo, solo que tú no te has dado cuenta, precisamente, por que no serás tú, o apenas, ciudadano de a pie, que respetas las normas, objeto de dichas identificaciones, ni tampoco de las detenciones, que también has criticado como un nuevo invento del demonio, y que también llevo haciendo mucho tiempo, y que precisamente tampoco has percibido, pero sí te han influido, por que puedes deambular por multitud de lugares que, de no estar nosotros, no podrías pisar seguro de salir de él con tu cartera y tus pertenencias, o incluso con tu integridad sin menoscabar; pero ahora sentencias que no soy quien para trabajar en la calle (cosa que también, en menor medida he hecho)... pero como solo tienes derechos tú, y yo no, y deberes quieres los mínimos... o aquellos que te han contaminado la mente con esta serie de ideas absurdas... hoy me menosprecias, me insultas, me juzgas y me echas a los leones, aunque probablemente, si algún día, tu y los tuyos me necesitáis, no dudareis en solicitar mi ayuda, y no dudes que yo estaré ahí para socorrerte en lo que necesites...



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magnífica carta compañero ...