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Cómo manejar los nervios en una entrevista de trabajo
Lun 14 Nov 2016, 21:37
Tanto reclutador como candidato deben enfrentar el nerviosismo implícito en una entrevista, y ambos deben lograr un manejo efectivo para cumplir con su meta.
En mayor o menor grado, todos experimentamos nerviosismo cuando nos enfrentamos a una nueva experiencia y más aún cuando deseamos obtener algo a partir de un primer encuentro. Tal como nos sucede en una primera cita, la primera vez que hablamos en público o nuestro primer día de clases –incluso de la maestría–, las entrevistas de trabajo suelen ser un momento altamente emotivo para todas las personas.
Tanto reclutadores como candidatos deben de hacer un manejo efectivo del nerviosismo implícito en una entrevista.
Los reclutadores pueden cometer un grave error si le dan mucho peso a los nervios de un candidato para descartarlo del proceso. Por su parte los candidatos podrían entrar en una dinámica de autosabotaje si le brindan un grado de importancia mayor a su nerviosismo.
De alguna manera los nervios pueden hablar del profundo interés que tiene el candidato por obtener el puesto. ¿Es ese un gran defecto?
Pero el nerviosismo no siempre le pertenece al candidato exclusivamente, también los reclutadores se ven inmersos en un ambiente de mucha presión por satisfacer en un lapso cada vez menor las demandas de la empresa, se va agolpando en su psicología aumentando la frustración y el margen de error en la selección, y con ello, el impacto en su desempeño.
Aplicar el poder de las emociones en la relación candidato-reclutador puede convertirse en un elemento valioso en el poder de su marca; por un lado, como un candidato que es asertivo, paciente y tolerante –lo que habla del autocontrol como factor de marca personal–; por otro, como una empresa que tiene una ética a favor de la dignidad de las personas como factor de marca corporativa.
Claves para manejar el nerviosismo en una entrevista laboral
1. Enfócate en el momento
Una de las principales herramientas para cultivar el autocontrol y la tolerancia a la frustración es estar inmerso en el aquí y el ahora, abriendo nuestros sentidos y enfocando nuestra atención a lo que está sucediendo en el momento de la entrevista.
Es importante apagar el dialogo interno que nos puede estar bombardeando con ideas ansiosas como: “No podría ser rechazado una vez más”, “Ya tengo 6 meses desempleado, qué van a pensar de mí”, “Me urge cubrir esta vacante o no llegaré al objetivo”.
2. Hazte consciente de tu corporalidad
Te ha pasado que vas manejando y de pronto sientes un dolor en tus manos, te das cuenta que tienes marcadas las uñas en tu palma como consecuencia de lo apretado que tenías el volante. En la mayoría de los casos adoptamos muchas posturas de manera inconsciente que además de proyectar una imagen inadecuada sobre nosotros mismos, también nos generan un estado de ánimo negativo.
Un elemento clave durante una entrevista es la generación del llamado “rapport” o compenetración. Tómate un breve momento para observar tu corporalidad y detecta si puedes estar generando algunas barreras o propiciando un ambiente tenso entre tu interlocutor y tú. A partir de esta consciencia puedes modificar tu lenguaje corporal y generar una interacción más fluida durante el encuentro.
3. Evita la incertidumbre
Una fuente muy común de estrés y ansiedad es la incertidumbre. Una buena opción puede ser brindarle al entrevistado mayor información respecto a la entrevista; cuál será su formato, cuál es el principal objetivo de la misma, por qué está él ahí e indicarle cuál será la dinámica para que tenga la apertura de participar de manera fluida y autentica durante esta fase.
Dependerá de cada caso, pero el uso de recursos como una plática simple que ayude a romper el hielo es una excelente opción para reducir el nivel de nerviosismo y tensión en la entrevista.
4. Solicita y brinda retroalimentación
En la medida de lo posible, hay que encontrar la manera de solicitar y proporcionar una retroalimentación clara y emocionalmente asertiva.
Tener una pauta definida de retroalimentación genera, en primer lugar, un vínculo poderoso de la persona hacia la empresa; y, en segundo, una ayuda al aspirante a mejorar sus habilidades. La finalidad es sugerir aprendizajes para experiencias en el futuro, tanto para los ejecutivos de recursos humanos, como para quienes buscan empleo.
Como nunca se ha calculado el valor que tiene el resultado conjunto de la frustración y la emocionalidad que se genera en ambas personas, se ha desestimado el impacto que tiene en los procesos relacionados con el empleo.
No obstante, como han explicado Gardenswartz, Cherbosque y Rowe al hablar de “la dura verdad sobre las relaciones interpersonales en el lugar de trabajo”, cada vez es más necesario incluir en la educación universitaria y en el desarrollo humano en las organizaciones, la formación de hábitos que sin duda resultarán útiles a todos los involucrados.
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En mayor o menor grado, todos experimentamos nerviosismo cuando nos enfrentamos a una nueva experiencia y más aún cuando deseamos obtener algo a partir de un primer encuentro. Tal como nos sucede en una primera cita, la primera vez que hablamos en público o nuestro primer día de clases –incluso de la maestría–, las entrevistas de trabajo suelen ser un momento altamente emotivo para todas las personas.
Tanto reclutadores como candidatos deben de hacer un manejo efectivo del nerviosismo implícito en una entrevista.
Los reclutadores pueden cometer un grave error si le dan mucho peso a los nervios de un candidato para descartarlo del proceso. Por su parte los candidatos podrían entrar en una dinámica de autosabotaje si le brindan un grado de importancia mayor a su nerviosismo.
De alguna manera los nervios pueden hablar del profundo interés que tiene el candidato por obtener el puesto. ¿Es ese un gran defecto?
Pero el nerviosismo no siempre le pertenece al candidato exclusivamente, también los reclutadores se ven inmersos en un ambiente de mucha presión por satisfacer en un lapso cada vez menor las demandas de la empresa, se va agolpando en su psicología aumentando la frustración y el margen de error en la selección, y con ello, el impacto en su desempeño.
Aplicar el poder de las emociones en la relación candidato-reclutador puede convertirse en un elemento valioso en el poder de su marca; por un lado, como un candidato que es asertivo, paciente y tolerante –lo que habla del autocontrol como factor de marca personal–; por otro, como una empresa que tiene una ética a favor de la dignidad de las personas como factor de marca corporativa.
Claves para manejar el nerviosismo en una entrevista laboral
1. Enfócate en el momento
Una de las principales herramientas para cultivar el autocontrol y la tolerancia a la frustración es estar inmerso en el aquí y el ahora, abriendo nuestros sentidos y enfocando nuestra atención a lo que está sucediendo en el momento de la entrevista.
Es importante apagar el dialogo interno que nos puede estar bombardeando con ideas ansiosas como: “No podría ser rechazado una vez más”, “Ya tengo 6 meses desempleado, qué van a pensar de mí”, “Me urge cubrir esta vacante o no llegaré al objetivo”.
2. Hazte consciente de tu corporalidad
Te ha pasado que vas manejando y de pronto sientes un dolor en tus manos, te das cuenta que tienes marcadas las uñas en tu palma como consecuencia de lo apretado que tenías el volante. En la mayoría de los casos adoptamos muchas posturas de manera inconsciente que además de proyectar una imagen inadecuada sobre nosotros mismos, también nos generan un estado de ánimo negativo.
Un elemento clave durante una entrevista es la generación del llamado “rapport” o compenetración. Tómate un breve momento para observar tu corporalidad y detecta si puedes estar generando algunas barreras o propiciando un ambiente tenso entre tu interlocutor y tú. A partir de esta consciencia puedes modificar tu lenguaje corporal y generar una interacción más fluida durante el encuentro.
3. Evita la incertidumbre
Una fuente muy común de estrés y ansiedad es la incertidumbre. Una buena opción puede ser brindarle al entrevistado mayor información respecto a la entrevista; cuál será su formato, cuál es el principal objetivo de la misma, por qué está él ahí e indicarle cuál será la dinámica para que tenga la apertura de participar de manera fluida y autentica durante esta fase.
Dependerá de cada caso, pero el uso de recursos como una plática simple que ayude a romper el hielo es una excelente opción para reducir el nivel de nerviosismo y tensión en la entrevista.
4. Solicita y brinda retroalimentación
En la medida de lo posible, hay que encontrar la manera de solicitar y proporcionar una retroalimentación clara y emocionalmente asertiva.
Tener una pauta definida de retroalimentación genera, en primer lugar, un vínculo poderoso de la persona hacia la empresa; y, en segundo, una ayuda al aspirante a mejorar sus habilidades. La finalidad es sugerir aprendizajes para experiencias en el futuro, tanto para los ejecutivos de recursos humanos, como para quienes buscan empleo.
Como nunca se ha calculado el valor que tiene el resultado conjunto de la frustración y la emocionalidad que se genera en ambas personas, se ha desestimado el impacto que tiene en los procesos relacionados con el empleo.
No obstante, como han explicado Gardenswartz, Cherbosque y Rowe al hablar de “la dura verdad sobre las relaciones interpersonales en el lugar de trabajo”, cada vez es más necesario incluir en la educación universitaria y en el desarrollo humano en las organizaciones, la formación de hábitos que sin duda resultarán útiles a todos los involucrados.
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