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Guardias de seguridad protegen la ultima aceituna....
Lun 22 Feb 2016, 09:26
17/02/16 La última aceituna se protege en el tajo con guardias de seguridad -Las cooperativas de Úbeda contratan a vigilantes para hacer frente a los hurtos [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] La Comandancia aún carece de datos oficiales, pero la gente tiene la sensación de que existen muchos robos de aceituna. Oficialmente, la Guardia Civil indica que, cuando acabe la campaña, se hará balance en la Subdelegación. Sin embargo, los guardias que patrullan los pueblos afirman que este año hay más amigos de lo ajeno en los tajos. Los olivareros creen lo mismo. Algunos acuden a los cuarteles para denunciar los robos. Los hay, incluso, que en más de una ocasión. Otros, ni siquiera eso. Se cabrean cuando ven que la aceituna que tenían en las ramas o en el suelo ya no está. Ignacio Diez es vigilante. Pertenece a la empresa Sansegur Seguridad, que ha recibido el encargo de vigilar una amplia extensión de fincas de La Loma —de los términos de Úbeda, Sabiote y hasta Torreperogil—. Los socios de las cooperativas La Unión, Santa Eulalia, La Carrera y Virgen de Guadalupe no quieren que le roben la aceituna. Por eso, pagan a seis guardias de seguridad, que se mueven en tres vehículos, por sus olivares. No es el primer año, pero ahora se han tenido que incrementar los medios porque tienen la sensación de que existen muchos robos y que, también, la Guardia Civil no tiene ojos en todos lados. “Nos movemos por los tajos. Si no conocemos a las personas que recogen, les pedimos la documentación y verificamos que están en una parcela de su propiedad o, lo que es lo mismo, que no se apropian de lo ajeno”, afirma Ignacio Díez. Sabe que los robos se producen por el día y por la noche, pero su experiencia le hace establecer unos patrones: “Las noches de luna llena tenemos más cuidado. Hay que estar atentos porque existe más luz y son propicias para que se produzcan hurtos. No obstante, hay otros que se producen a pleno día”. Tanto Ignacio Diez como sus otro cinco compañeros conocen bien el terreno. Se lo patean todos los días e, incluso, tienen bastante claro de quiénes son los olivos. Asimismo, los agricultores tienen sus teléfonos. Si ven algo raro, los llaman para que acudan. “No podemos decir que no se haya producido robo alguno. Resulta imposible ser efectivos al 100%, pero sí que se han realizado bastante pocos. La gente sabe que estamos rondando por el campo y, además, que nos avisan. Creo que otros olivareros deberían tomar este ejemplo porque da buenos resultados. De hecho, cada vez existe menos Guardia Civil, por lo que los servicios de guardería o de vigilancia son efectivos”, concluye Ignacio Díez. LOS AGRICULTORES. Los olivareros tienen muy claro que la última aceituna es la que más “se pierde”. “Siempre que acabo más tarde, veo que me tocan. Ese es uno de los riesgos que tenemos que asumir”, afirma Ángel Carrascosa, un agricultor que tiene su explotación olivarera en la capital jiennense y en el término municipal de Jimena. Precisamente, esta es una ley no escrita que los agricultores tienen grabada “a fuego” en la cabeza: “En las últimas semanas de campaña es cuando se llevan la mayoría de la aceituna”. Sus representantes no se olvidaron de esta premisa que rige en el campo de Jaén. Por eso, en la reunión que mantuvieron con el subdelegado, Juan Lillo, y con los miembros de las fuerzas de seguridad fueron rotundos: “Todavía hay gente que no ha acabado de recoger el fruto, por lo que la rebusca se debe de mantener hasta el 1 de marzo”. En cambio, no hay mucha gente que ya lleve aceituna a la almazara. Se ve a alguno, pero casi todos han terminado. Pero mezclar la rebusca con el final de la campaña de algunas fincas se interpreta como facilitar los robos en las explotaciones. “Dicen que están rebuscando, pero vienen a robarte”, afirman los agricultores. José Consuegra es el presidente de la Cooperativa La Unión de Úbeda, una de las más grandes de la provincia. “Los socios hemos optado por, en estos días, incrementar el sistema de vigilancia. Son seis hombres que se dan vueltas por el campo para detectar robos. Si los encuentran, llaman a la Guardia Civil. Muchos dicen que van a rebuscar, pero, en realidad, los ves con sus mantones dispuestos a quitarte la aceituna. El sistema de seguridad lo pagamos los socios y estamos mucho más tranquilos. Robos cero resulta imposible. Alguna vez sí que nos quitan, pero sí que se reducen bastante”, manifiesta. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 17/02/16 Los saqueos en los olivares se “cobran” a buen precio -Una “cuadrilla” organizada se mueve por Bailén y Baños de la Encina y se lleva 10.000 kilos durante la noche Hay agricultores que dicen que vienen en una furgoneta. Al caer la tarde, ya están dispuestos. Son bastantes y están organizados con sopladoras y algunas varas. Días antes “bichean” la zona para asegurarse que su trabajo no será en balde. Cuando el “mar de olivos” se pinta de estrellas, comienzan. Encienden las sopladoras y agrupan la aceituna en montones. Los meten en sacos, los echan al coche y se van. Los olivareros afirman que, tal vez, vendan el fruto en fábricas que hasta podrían estar fuera de la provincia. Por la mañana, lo descargan, cogen el dinero y se marchan. Si se pregunta a olivareros de Bailén y de Baños de la Encina, esta historia la dan por segura. De hecho, afirman que ellos sufren más robos que el resto porque esta “cuadrilla fantasma” busca ciudades bien comunicadas con la autovía para huir hasta Castilla-La Mancha, donde venden y cobran el fruto que se han llevado. Sin embargo, no existe confirmación oficial de que los hechos se produzcan como se relatan. Pero tampoco se descarta. No obstante, por allí se tiene la sensación de que existen más saqueadores de olivares que otros años. Juan Luis Ávila es el secretario general de COAG en Jaén: “Algunos de nuestros socios nos comentan que han sufrido robos. La información que nos llega es que la zona de los términos municipales de Bailén y de Baños de la Encina se está viendo afectada. También nos hablan de otros lugares. Uno de nuestros socios denunció el robo de unos 10.000 kilos de aceituna. Al parecer, se los quitaron durante la noche, por lo que está claro que no fueron ni una ni dos personas. Además, seguro que acudieron organizados”. Los guardias civiles consultados por este medio creen que sí se dan más robos, pero lo asocian a que existe más cosecha. En cambio, no se les escapa que, este año, saquear un olivar tiene su trabajo y, también, una importante dosis de riesgo, pero implica una buena recompensa. LA COTIZACIÓN. Los agentes más expertos tienen una norma que se cumple: “Solo se roba lo que se puede vender y, además, a buen precio”. Por eso, existen personas que se “juegan el bigote” a cambio de llenar los sacos de aceituna porque saben que obtendrán una buena recompensa. Se pueden lograr hasta 0,9 euros por cada kilo de fruto —hay rendimientos que llegan hasta el 30% del fruto que todavía queda—. Sin embargo, conseguir el dinero no resulta tan sencillo. Cuando se acude a un punto de compra, se tiene que acreditar de dónde se ha recogido con un mapa de la parcela y hasta decir el número de finca y en el polígono que está. De ahí que personas que no tienen olivos y que solo se pueden dedicar a llevarse lo de los demás necesitan la “complicidad” de alguien que le compre el fruto, ya que los receptores de la aceituna están obligados a comprobar que su procedencia resulta totalmente lícita. No obstante, otros se aprovechan de que tienen algunos olivos para “colarse” en los ajenos. Aquí lo tienen mucho más sencillo, ya que solo han de decir que son de su finca y presentar la documentación de la parcela. No obstante, el problema les llegaría cuando sufrieran una denuncia y se constatara que sus árboles son “superproductivos”. En cambio, pillar a estos sí que requiere una mayor dosis de trabajo, ya que pueden pasar inadvertidos con mucha más facilidad respecto a los que no tienen terreno. Generalmente, cuando se les sorprende, suelen decir que están en la rebusca, pero no hay que olvidar que para ejercer esta actividad se necesita estar dentro del periodo reglado —empieza el 1 de marzo— y tener el permiso por escrito del dueño del olivar. “Vinieron a plena luz del día equipados con las sopladoras y se llevaron unos 500 kilos” Ángel Carrascosa Olivarero de Jimena víctima de un robo de aceituna Ángel Carrascosa es uno de los olivareros que han sufrido la visita de los ladrones en su finca. “Vinieron a plena luz del día. Estaban equipados con sus sopladoras y, seguro, que con material para llevarse la aceituna de una manera profesional. Cuando vi los olivos que me habían tocado, me percaté de los montoncillos de tierra y de la arena levantada, propio de que habían usado instrumental como si fueran jornaleros de un tajo”, explica. Sufrió el robo en su finca de Jimena. “Hacía, por lo menos, 10 o 12 años que no me habían tocado, pero este año cambié el método de recolección. Hice cuentas y preferí dar dos vueltas. En una iba cogiendo aceituna en busca de la calidad. Luego, en la segunda me llevaba el resto. En cambio, en un trozo llegaron antes y la cogieron ellos”, afirma. Asimismo, añade: “Cuando se prolonga tanto la recolección, ya se sabe. Aumentan las posibilidades de que te toquen”. Sorprende que, pese a que no sabe quién se ha llevado la aceituna, sí que tiene sus propias sospechas. “No puedes acusar a nadie, pero sí que cuentas con una orientación. Si los pillas, encima te dicen que ya estaban cogidos y que se llevaban lo que habías dejado tirado, pero no es verdad. Das dos vueltas porque has cambiado la recolección y nadie ha de entrar para llevarse la aceituna que llevas cuidando durante todo el año”. “Yo sí que fui al cuartel para denunciar el robo, pero existen muchos agricultores que, pese a que les quitan el fruto, evitan la burocracia y, al final, se lo callan. Mi finca, pese a que está en Jimena, pertenece al cuartel de Bedmar. Pero, cuando vas a poner la denuncia, ves que no se puede hacer todos los días. Existen unas jornadas específicas para ello y un horario. Yo volví, pero muchos agricultores, al final, desisten y no lo comunican”. En realidad, Ángel Carrascosa pone el dedo en la llaga de una realidad. A veces, la gente tiene la sensación de que existen muchos robos en el campo, pero luego salen los datos oficiales y dicen que el aumento resulta leve o que, más o menos, los números son similares a los de años anteriores. No obstante, muchos robos se producen y se silencian porque los agricultores piensan que no recuperarán nunca lo perdido o porque no se molestan en ir al cuartel. http://www.larondadelvigilante.net/ |
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