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**.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 00:14
22/11/15
El islam. Una excusa para asesinar
Ningún adulto en su sano juicio tendría que dudar ya del hecho de que todo cuanto pueda pasar por la cabeza de sus congéneres es realizable. Pero aún con París, Francia, Europa y el Mundo en vilo ante el próximo zarpazo del Estado Islámico, Al Qaeda, Boko Haram y otros grupos similares –los últimos días: 27 muertos en Bamako, 9 en Bagdad y treinta y tantos en Nigeria—, son pocos los que respaldan esta tesis, una negación que la atribuimos a lafantasía de la razón: en un tiempo lejano se sentenció que el hombre era un “animal racional” y que los demás animales eran “autómatas”, “máquinas”; Aristóteles despojó filosóficamente la argamasa adherida a la razón y la presentó en sociedad limpia de impurezas; veinte centurias más tarde, Descartes la pulió con su “cogito ergo sum”, y hoy su halo divino ciega. Desde luego, el método hipotético-deductivo de las ciencias es de una racionalidad apabullante, pero el problema es que ese método está ausente en la sociedaden marcha y en la cotidianidad de cada sujeto social.
Entonces, de estar en lo cierto, de que la razón es parca, ¿qué consecuencias se derivan? Asentándonos en los hechos, es obligado interrogarse si hay contraste entre las matanzas indiscriminadas de los islamistas y el orden carcinógeno del capitalismo religioso que combaten justamente los adeptos a la religión (enemiga) islámica, haciéndolo su razón de ser. Y no es una mala razón, es una razón de peso. Formalmente, no se da similitud entre la barbariede los primeros y la civilización del segundo, por descontado, y que no requiere más explicación. Sin embargo, acercándonos desde la otra orilla, la material, las diferencias no son tan acusadas según la tesis que estamos desarrollando, apuntando, sería más correcto, y que nos arriesgamos a que sea interpretada como obscena siempre y cuando el lector no se tome un tiempo para la reflexión, sin que ello sea sinónimo de conformidad, aunque quizá sí de desprendimiento de concepciones que se tienen por la más que simple circunstancia de que pululan por ahí, de que están en el aire que respiramos.
No nos parece que haya demasiada dificultad en entender que la razón es elmotor de las ciencias y de que es azarosa al margen de ellas. Con este ejemplo, suficiente: ¿dónde está la racionalidad en una sociedad global que encuentra su yo, y los sujetos que la componen, sus yoes, en el hiperconsumo dejando sin misericordia a su suerte a unos tres mil millones de otros sujetos, y al suelo, subsuelo, aguas y atmósfera (el hogar) colapsados. Y en este punto no admitiremos antítesis porque, o provendrán de intereses espurios, inmorales, sórdidos, hediondos, o de mentes acusadamente descuidadas.
Bien. Si nos han seguido hasta aquí, la conjetura que exponemos acerca de la superposición material de las acciones terroristas y de las acciones de losamos de la colectividad occidental es la proposición problemática. Nuestros códigos penales castigan los delitos de sangre instantáneos: uno pega un tiro a otro, que muere o que le quedan secuelas físicas, psicológicas. Esos gruesos libros de leyes, en cambio, no recogen deliberadamente (los legisladores no descuidan el alimento) los delitos de sangre en tiempo no real, los delitos que se perpetran a lo largo de los años, salvo que el daño haya sido clamoroso, e incluso así las penas son espectacularmente inferiores. En esta línea, fijémonos cómo las condiciones laborales se han acercado a las que tienen en el sureste asiático; fijémonos en la temporalidad de los contratos; fijémonos en la pobreza que se incrementa a nuestro alrededor –España: un tercio de la población--; fijémonos en el maltrato oscuro que hay en las empresas, no necesariamente de los patronos, sino de unos empleados hacia otros para medrar o por el desquiciamiento general que nos posee en la jungla asfaltada. ¿Acaso podemos continuar fingiendo que estos sufrimientos diarios no repercuten en la salud y matan a medio plazo? Neurosis, psicosis, diabetes, infartos coronarios y cerebrales, lesiones invalidantes y dolorosas, suicidios, agresividad a terceros --en casa, en la calle, en la carretera, en los estadios de fútbol--, alcoholismo, drogadicción (cada uno puede añadir su propia experiencia). No obstante, ocurre que las emociones brincan cuando el espacio y el tiempo son nuestro espacio y tiempo.
¿Tiene el islam radical buenas razones para matar? Las tiene. ¿Tiene el capitalismo rampante buenas razones para matar? Las tiene. Las dos son complejas, multifactoriales, pero confluyen en el fin perseguido: dominar por la fuerza (se puede argüir que el dominio del Capital está sometido a la democracia y que ellos se rigen por la tiranía, circunstancia relevante, aunque matizable: en su libro Sociofobia, el sociólogo César Rendueles escribe: “El espacio político convencional está definido mercantilmente, tanto en términos descriptivos –la Ley de Hotelling, de inspiración comercial, resume elegantemente la monotonía de la oferta política— como regulativos –el Sistema D’Hondt es una aplicación de la ley de la oferta y la demanda a las decisiones de los votantes—“). Lo hemos dicho en el artículo del domingo pasado: los atentados de París, y del avión ruso, y de Beirut, son una barbarie inasumible por espantosa. Ahora bien, ¿por qué asumimos la barbarie que consuma contra nosotros el teracapitalismo?
Subyugados, y encantados con las ataduras bondage, hemos acabado en la sociedad de la saciedad que, paradójicamente, es insaciable en la deglución de las bazofias del mercantilismo, que comporta, precisamente, la inanición de la razón por la falta de la cultura en su sentido fuerte (Gustave Le Bon, enPsicología de las masas, de 1895, advirtió: “Las masas son destructoras de la cultura”) y, en correspondencia, el empacho por exceso de píldoras insustanciales que nos precipitan a la ordinariez, al exhibicionismo, al egocentrismo, pero también a la debilidad.
La debilidad es hoy nuestro rasgo más evidente. Las capitales de Europa, del Mundo, están militarizadas (seis mil soldados en París). El estado de excepción es el estado natural: controles en puertos, aeropuertos, estaciones de metro, trenes y autobuses, cientos de fusiles en las plazas emblemáticas de las urbes… pánico. El pánico no solo es una victoria de los ejércitos del mal, también lo es para los poderes de los ejércitos del bien: Carl Schmitt, como saben por ser ya una sentencia clásica, acertó a decir que “es soberano el que decide sobre el estado de excepción”.
Las pavorosas desigualdades orquestadas por ese teracapitalismo, ¿no tienen nada que ver con la radicalización de los jóvenes musulmanes de los barrios periféricos de París (en uno de ellos se hablan 129 lenguas distintas) o Bruselas, factorías de asesinos? El imperialismo de Occidente, ¿puede presentar las manos limpias ante el subdesarrollo y la falta de esperanza en Oriente Medio y África? No son las únicas razones del terrorismo mundial, pero son razones para re-pensar. Nos han declarado la guerra. Vivimos en guerra, y las matanzas, de civiles, se incrementarán: es su baza, aterrorizar a unnosotros que creemos vivir en las páginas (las redes) de un cuento de hadas. La guerra porta una virtud: nos desnuda, y desnudos a-parecemos tal cual somos: irrelevantes, y bastante mezquinos.
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El islam. Una excusa para asesinar
Ningún adulto en su sano juicio tendría que dudar ya del hecho de que todo cuanto pueda pasar por la cabeza de sus congéneres es realizable. Pero aún con París, Francia, Europa y el Mundo en vilo ante el próximo zarpazo del Estado Islámico, Al Qaeda, Boko Haram y otros grupos similares –los últimos días: 27 muertos en Bamako, 9 en Bagdad y treinta y tantos en Nigeria—, son pocos los que respaldan esta tesis, una negación que la atribuimos a lafantasía de la razón: en un tiempo lejano se sentenció que el hombre era un “animal racional” y que los demás animales eran “autómatas”, “máquinas”; Aristóteles despojó filosóficamente la argamasa adherida a la razón y la presentó en sociedad limpia de impurezas; veinte centurias más tarde, Descartes la pulió con su “cogito ergo sum”, y hoy su halo divino ciega. Desde luego, el método hipotético-deductivo de las ciencias es de una racionalidad apabullante, pero el problema es que ese método está ausente en la sociedaden marcha y en la cotidianidad de cada sujeto social.
Entonces, de estar en lo cierto, de que la razón es parca, ¿qué consecuencias se derivan? Asentándonos en los hechos, es obligado interrogarse si hay contraste entre las matanzas indiscriminadas de los islamistas y el orden carcinógeno del capitalismo religioso que combaten justamente los adeptos a la religión (enemiga) islámica, haciéndolo su razón de ser. Y no es una mala razón, es una razón de peso. Formalmente, no se da similitud entre la barbariede los primeros y la civilización del segundo, por descontado, y que no requiere más explicación. Sin embargo, acercándonos desde la otra orilla, la material, las diferencias no son tan acusadas según la tesis que estamos desarrollando, apuntando, sería más correcto, y que nos arriesgamos a que sea interpretada como obscena siempre y cuando el lector no se tome un tiempo para la reflexión, sin que ello sea sinónimo de conformidad, aunque quizá sí de desprendimiento de concepciones que se tienen por la más que simple circunstancia de que pululan por ahí, de que están en el aire que respiramos.
No nos parece que haya demasiada dificultad en entender que la razón es elmotor de las ciencias y de que es azarosa al margen de ellas. Con este ejemplo, suficiente: ¿dónde está la racionalidad en una sociedad global que encuentra su yo, y los sujetos que la componen, sus yoes, en el hiperconsumo dejando sin misericordia a su suerte a unos tres mil millones de otros sujetos, y al suelo, subsuelo, aguas y atmósfera (el hogar) colapsados. Y en este punto no admitiremos antítesis porque, o provendrán de intereses espurios, inmorales, sórdidos, hediondos, o de mentes acusadamente descuidadas.
Bien. Si nos han seguido hasta aquí, la conjetura que exponemos acerca de la superposición material de las acciones terroristas y de las acciones de losamos de la colectividad occidental es la proposición problemática. Nuestros códigos penales castigan los delitos de sangre instantáneos: uno pega un tiro a otro, que muere o que le quedan secuelas físicas, psicológicas. Esos gruesos libros de leyes, en cambio, no recogen deliberadamente (los legisladores no descuidan el alimento) los delitos de sangre en tiempo no real, los delitos que se perpetran a lo largo de los años, salvo que el daño haya sido clamoroso, e incluso así las penas son espectacularmente inferiores. En esta línea, fijémonos cómo las condiciones laborales se han acercado a las que tienen en el sureste asiático; fijémonos en la temporalidad de los contratos; fijémonos en la pobreza que se incrementa a nuestro alrededor –España: un tercio de la población--; fijémonos en el maltrato oscuro que hay en las empresas, no necesariamente de los patronos, sino de unos empleados hacia otros para medrar o por el desquiciamiento general que nos posee en la jungla asfaltada. ¿Acaso podemos continuar fingiendo que estos sufrimientos diarios no repercuten en la salud y matan a medio plazo? Neurosis, psicosis, diabetes, infartos coronarios y cerebrales, lesiones invalidantes y dolorosas, suicidios, agresividad a terceros --en casa, en la calle, en la carretera, en los estadios de fútbol--, alcoholismo, drogadicción (cada uno puede añadir su propia experiencia). No obstante, ocurre que las emociones brincan cuando el espacio y el tiempo son nuestro espacio y tiempo.
¿Tiene el islam radical buenas razones para matar? Las tiene. ¿Tiene el capitalismo rampante buenas razones para matar? Las tiene. Las dos son complejas, multifactoriales, pero confluyen en el fin perseguido: dominar por la fuerza (se puede argüir que el dominio del Capital está sometido a la democracia y que ellos se rigen por la tiranía, circunstancia relevante, aunque matizable: en su libro Sociofobia, el sociólogo César Rendueles escribe: “El espacio político convencional está definido mercantilmente, tanto en términos descriptivos –la Ley de Hotelling, de inspiración comercial, resume elegantemente la monotonía de la oferta política— como regulativos –el Sistema D’Hondt es una aplicación de la ley de la oferta y la demanda a las decisiones de los votantes—“). Lo hemos dicho en el artículo del domingo pasado: los atentados de París, y del avión ruso, y de Beirut, son una barbarie inasumible por espantosa. Ahora bien, ¿por qué asumimos la barbarie que consuma contra nosotros el teracapitalismo?
Subyugados, y encantados con las ataduras bondage, hemos acabado en la sociedad de la saciedad que, paradójicamente, es insaciable en la deglución de las bazofias del mercantilismo, que comporta, precisamente, la inanición de la razón por la falta de la cultura en su sentido fuerte (Gustave Le Bon, enPsicología de las masas, de 1895, advirtió: “Las masas son destructoras de la cultura”) y, en correspondencia, el empacho por exceso de píldoras insustanciales que nos precipitan a la ordinariez, al exhibicionismo, al egocentrismo, pero también a la debilidad.
La debilidad es hoy nuestro rasgo más evidente. Las capitales de Europa, del Mundo, están militarizadas (seis mil soldados en París). El estado de excepción es el estado natural: controles en puertos, aeropuertos, estaciones de metro, trenes y autobuses, cientos de fusiles en las plazas emblemáticas de las urbes… pánico. El pánico no solo es una victoria de los ejércitos del mal, también lo es para los poderes de los ejércitos del bien: Carl Schmitt, como saben por ser ya una sentencia clásica, acertó a decir que “es soberano el que decide sobre el estado de excepción”.
Las pavorosas desigualdades orquestadas por ese teracapitalismo, ¿no tienen nada que ver con la radicalización de los jóvenes musulmanes de los barrios periféricos de París (en uno de ellos se hablan 129 lenguas distintas) o Bruselas, factorías de asesinos? El imperialismo de Occidente, ¿puede presentar las manos limpias ante el subdesarrollo y la falta de esperanza en Oriente Medio y África? No son las únicas razones del terrorismo mundial, pero son razones para re-pensar. Nos han declarado la guerra. Vivimos en guerra, y las matanzas, de civiles, se incrementarán: es su baza, aterrorizar a unnosotros que creemos vivir en las páginas (las redes) de un cuento de hadas. La guerra porta una virtud: nos desnuda, y desnudos a-parecemos tal cual somos: irrelevantes, y bastante mezquinos.
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- palopiedraExperto Nivel 6Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 05:41
Desde la ignorancia que tengo, me parece que el autor del texto es un pseudo intelectual que pretende justificar los actos terroristas y por otra parte hace crítica del capitalismo occidental.
Que no me quejo de que haya otro punto de vista ( incluso me parece positivo) pero tiene un lenguaje, para mi gusto, recargado en exceso y pedante.
Me recuerda algunos artículos de opinión, que te meten con calzador en algunos periódicos de este país.
Saludos
Que no me quejo de que haya otro punto de vista ( incluso me parece positivo) pero tiene un lenguaje, para mi gusto, recargado en exceso y pedante.
Me recuerda algunos artículos de opinión, que te meten con calzador en algunos periódicos de este país.
Saludos
- 38435-6718Experto en Seguridad Nivel 10Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 08:48
Lo que no me parece logico es que intenten justificar los asesinatos, sea por el islan sea por el capitalismo, por esta regla de tres si a un trabajador le maltrata su empresa tambien podria matar, segun ese articulo. El asesinato indiscriminado no esta justificado nunca. Ni por una parte parte ni por otra, este es el tipico articulo en el que no se toma partido y justifica todo, quien haya escrito el articulo desde luego no toma posicion y seguramente sea por miedo a que tomen represalias, pero lo mas sensato entonces seria no dr opinion.
- palopiedraExperto Nivel 6Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 10:31
38435-6718 escribió:Lo que no me parece logico es que intenten justificar los asesinatos, sea por el islan sea por el capitalismo, por esta regla de tres si a un trabajador le maltrata su empresa tambien podria matar, segun ese articulo. El asesinato indiscriminado no esta justificado nunca. Ni por una parte parte ni por otra, este es el tipico articulo en el que no se toma partido y justifica todo, quien haya escrito el articulo desde luego no toma posicion y seguramente sea por miedo a que tomen represalias, pero lo mas sensato entonces seria no dr opinion.
Así también lo veo yo compañero.
- josepmartiAdministradorPremio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 10:40
A mi simplemente no me gusta el articulo, de hecho al ver el titulo ya lo edite para que no pareciera tan sarcástico y ha quedado sarcástico igual , pero al menos en el titulo ya se apreciaba la ironía del autor justificando lo que decís, que parece mentira que hayan estos personajes por estos lares, se parece a algunos partidos políticos de nueva creación en nuestro país y de signos bien a la izquierda donde en los debates televisivos lo justifican todo y todo lo que hace país lo mandan por los suelos con sus respuestas banales y sin sentido de tan progres y megachupis que quieren ser.
saludos
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- 38435-6718Experto en Seguridad Nivel 10Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Mar 24 Nov 2015, 23:25
Ran, tu misma lo dices, lo justifica, y hay cosas injustificables, osea porque yo crea que todos debemos tener igualdad de dinero, ahora voy y robo, esta justificado yo creo que tengo que tener mas dinero no? vamos estoy super convencido, sin embargo no robo no se si me he explicado
- 38435-6718Experto en Seguridad Nivel 10Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Miér 25 Nov 2015, 14:40
Pero yo no comparto eso con el escribiente del articulo.
- 38435-6718Experto en Seguridad Nivel 10Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Miér 25 Nov 2015, 14:43
Ojo que tampoco estoy de acuerdo con bombardeos masivos e indiscriminados, ni uno ni otros, lo que pasa es que hay poderosa razon para que algunos paises europeos esten alli, y es el petroleo, pero no comparto nada con los abusos de poder, si comparto el intentar mejorar vias, quiero decir si yo elijo vivir de una manera que me respeten y me dejen pero si quiero irme para vivir de otra manera que no me lo impidan.
- vscapiExperto Nivel 6Premio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: **.El islam.. Una excusa para asesinar
Jue 26 Nov 2015, 13:39
Fanáticos hay en todas partes, solo les cambian las ropas como a los camaleones, peligro que viene, peligro que va.
Un saludo.
Un saludo.
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