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Hasta el más elegante te puede llegar a robar
Dom 15 Mayo 2016, 19:25
Los supermercados de la capital aragonesa, ante el aumento de hurtos en los dos últimos años, extreman las medidas de vigilancia para intentar coger a los ladrones.
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Los supermercados LIDL pesan la fruta y la verdura en caja.| P. B. P.
La mayoría de supermercados de Zaragoza aumentan su vigilancia en los establecimientos para intentar frenar las pérdidas de "miles de euros" que registran a final de mes los inventarios. Desde supermercados El Árbol señalan que se enfrentan a "pérdidas desconocidas de más de 3.000 euros en conservas de pescado", productos que por su localización en tienda "son más fáciles de robar" que los perfumes -situados a la entrada-, el alcohol -guardado en una vitrina- o la fruta -pesada en caja-.
Los productos que tienen valor de segunda mano en el mercado son los más hurtados por los ladrones, que llenan sus bolsillos de aceites, productos de higiene, chocolates y hasta pañales. "Como son caros están también muy de moda", señalan. "Muchos se nos van con cajas de jamón enteras, champús, anchoas y alcohol", denuncian desde otro establecimiento de la cadena LIDL.
Para evitarlo, cuentan con cámaras de seguridad y alarmas que permiten pillar al caco in fragranti. Pero el problema viene después: "Tú coges a alguien con un paquete de pañales y no lo puedes retener en un cuarto. Hasta que viene la Policía, ¿qué haces?", se pregunta un encargado de supermercados El Árbol. "Entre todos estamos más al loro y se hace lo que se puede, pero les da igual. Saben que no les pueden hacer nada si no es una cantidad exagerada", apostillan desde bonÀrea.
En este pequeño supermercado de barrio se enfrentan desde el comienzo de la crisis a todo tipo de hurtos dentro y fuera del establecimiento. "Ha pasado absolutamente de todo. Un hombre se comía las etiquetas de los asados porque pensaba que pitaban", cuenta el encargado, quien también resuelve a diario denuncias de robos a la salida del supermercado. "Intentan robar carros y monederos a las señoras, y mira que esto es un barrio tranquilo", apostilla. También en ocasiones reciben las quejas de clientas que entran a decirles que no llevan el monedero. En estos casos, la cámara de seguridad permite comprobar la secuencia y asegurarse de si la persona llevaba o no la cartera consigo. En ambos casos, la Policía les aconseja que denuncien el robo, "aunque sea poco", pero aseguran que al hacerlo no suelen conseguir nada. "Hemos tenido que acudir más de una vez a juicios rápidos y al final lo único que haces es perder un domingo y pasar un mal trago".
"Ahora es cualquiera"
Todos ellos coinciden en que, a pesar de haber más vigilancia, el número de hurtos ha aumentado y también el perfil del caco ha variado. "Ahora es cualquiera, hasta el más elegante que lleve un BMV te puede llegar a robar", denuncia la responsable en tienda de LIDL. "Sigue habiendo muchísimos robos. Antes eran los que sabías que te iban a robar, pero ahora son personas que te sorprenden. Hasta la abuela del barrio es la que te roba", apuntan desde bonÁrea. También en supermercados El Árbol advierten que desde el comienzo de la crisis "se coge cada vez más a gente mayor".
En algunos establecimientos, como LIDL, cuentan con un vigilante de seguridad que controla el establecimiento en los días de más ventas, pero aún así es difícil burlar al ladrón: "A veces los tienen más o menos controlados y al poco de irse te los encuentras aquí merendando", afirma la encargada. También en supermercados El Árbol recogen durante el día cajas de mejillones vacías, paquetes de maquinillas abiertas y otros indicios de hurto que los cacos van dejando a su paso.
Control en cajas para evitar la "picaresca"
En la mayoría de supermercados, cada uno se pesa lo que coge para posteriormente pagarlo en caja, donde las dependientas deberán estar atentas para evitar la picaresca. "Si se llevan más de lo que pone, se dan cuenta las cajeras", señalan desde supermercados SIMPLY, donde aseguran: "El que está cobrando lleva un control rutinario a sabiendas de que a veces los clientes trucan la balanza y pasan tomates por melocotones".
Por el contrario, en los supermercados de la cadena DÍA se vende la fruta a granel y, aunque "se la embolsa el cliente", el precio lo ponen en caja. "Lo único que pueden hacer es meter un tomate de un calibre por otro, pero pesar y cobrar lo hace directamente la chica", señala un responsable de la cadena.
También en supermercados El Árbol se han sumado a este sistema incorporando balanzas de peso en las cajas para comprobar que el cliente no está pasando comida de más. "Aquí se pesa en caja cuando hay alguna anomalía, si ves que la gente se echa un melocotón de más o cosas así", señalan. "Te sueles fijar, pero la mayoría de las veces como hay mucha cola, por no ir hasta allí no se comprueba", comenta una responsable de la cadena de supermercados Eroski.
En cualquier caso, señalan: "La mayoría de las veces te das cuenta tarde". "Al final de mes hacemos inventario y ahí es cuando te llevas el susto", concluye el encargado de un establecimiento de bonÀrea.
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Los supermercados LIDL pesan la fruta y la verdura en caja.| P. B. P.
La mayoría de supermercados de Zaragoza aumentan su vigilancia en los establecimientos para intentar frenar las pérdidas de "miles de euros" que registran a final de mes los inventarios. Desde supermercados El Árbol señalan que se enfrentan a "pérdidas desconocidas de más de 3.000 euros en conservas de pescado", productos que por su localización en tienda "son más fáciles de robar" que los perfumes -situados a la entrada-, el alcohol -guardado en una vitrina- o la fruta -pesada en caja-.
Los productos que tienen valor de segunda mano en el mercado son los más hurtados por los ladrones, que llenan sus bolsillos de aceites, productos de higiene, chocolates y hasta pañales. "Como son caros están también muy de moda", señalan. "Muchos se nos van con cajas de jamón enteras, champús, anchoas y alcohol", denuncian desde otro establecimiento de la cadena LIDL.
Para evitarlo, cuentan con cámaras de seguridad y alarmas que permiten pillar al caco in fragranti. Pero el problema viene después: "Tú coges a alguien con un paquete de pañales y no lo puedes retener en un cuarto. Hasta que viene la Policía, ¿qué haces?", se pregunta un encargado de supermercados El Árbol. "Entre todos estamos más al loro y se hace lo que se puede, pero les da igual. Saben que no les pueden hacer nada si no es una cantidad exagerada", apostillan desde bonÀrea.
En este pequeño supermercado de barrio se enfrentan desde el comienzo de la crisis a todo tipo de hurtos dentro y fuera del establecimiento. "Ha pasado absolutamente de todo. Un hombre se comía las etiquetas de los asados porque pensaba que pitaban", cuenta el encargado, quien también resuelve a diario denuncias de robos a la salida del supermercado. "Intentan robar carros y monederos a las señoras, y mira que esto es un barrio tranquilo", apostilla. También en ocasiones reciben las quejas de clientas que entran a decirles que no llevan el monedero. En estos casos, la cámara de seguridad permite comprobar la secuencia y asegurarse de si la persona llevaba o no la cartera consigo. En ambos casos, la Policía les aconseja que denuncien el robo, "aunque sea poco", pero aseguran que al hacerlo no suelen conseguir nada. "Hemos tenido que acudir más de una vez a juicios rápidos y al final lo único que haces es perder un domingo y pasar un mal trago".
"Ahora es cualquiera"
Todos ellos coinciden en que, a pesar de haber más vigilancia, el número de hurtos ha aumentado y también el perfil del caco ha variado. "Ahora es cualquiera, hasta el más elegante que lleve un BMV te puede llegar a robar", denuncia la responsable en tienda de LIDL. "Sigue habiendo muchísimos robos. Antes eran los que sabías que te iban a robar, pero ahora son personas que te sorprenden. Hasta la abuela del barrio es la que te roba", apuntan desde bonÁrea. También en supermercados El Árbol advierten que desde el comienzo de la crisis "se coge cada vez más a gente mayor".
En algunos establecimientos, como LIDL, cuentan con un vigilante de seguridad que controla el establecimiento en los días de más ventas, pero aún así es difícil burlar al ladrón: "A veces los tienen más o menos controlados y al poco de irse te los encuentras aquí merendando", afirma la encargada. También en supermercados El Árbol recogen durante el día cajas de mejillones vacías, paquetes de maquinillas abiertas y otros indicios de hurto que los cacos van dejando a su paso.
Control en cajas para evitar la "picaresca"
En la mayoría de supermercados, cada uno se pesa lo que coge para posteriormente pagarlo en caja, donde las dependientas deberán estar atentas para evitar la picaresca. "Si se llevan más de lo que pone, se dan cuenta las cajeras", señalan desde supermercados SIMPLY, donde aseguran: "El que está cobrando lleva un control rutinario a sabiendas de que a veces los clientes trucan la balanza y pasan tomates por melocotones".
Por el contrario, en los supermercados de la cadena DÍA se vende la fruta a granel y, aunque "se la embolsa el cliente", el precio lo ponen en caja. "Lo único que pueden hacer es meter un tomate de un calibre por otro, pero pesar y cobrar lo hace directamente la chica", señala un responsable de la cadena.
También en supermercados El Árbol se han sumado a este sistema incorporando balanzas de peso en las cajas para comprobar que el cliente no está pasando comida de más. "Aquí se pesa en caja cuando hay alguna anomalía, si ves que la gente se echa un melocotón de más o cosas así", señalan. "Te sueles fijar, pero la mayoría de las veces como hay mucha cola, por no ir hasta allí no se comprueba", comenta una responsable de la cadena de supermercados Eroski.
En cualquier caso, señalan: "La mayoría de las veces te das cuenta tarde". "Al final de mes hacemos inventario y ahí es cuando te llevas el susto", concluye el encargado de un establecimiento de bonÀrea.
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