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vigilante de olivos es apaleado por diez...
Lun 11 Ene 2016, 22:31
08/01/16 Un vigilante de olivos es apaleado por diez hombres en la Nava de Santiago Es uno de los guardas contratados por la cooperativa para evitar robos y, además de golpeado, fue metido a la fuerza en el maletero de un furgón Indignación en la Nava de Santiago tras la agresión brutal sufrida ayer por un guarda agrícola contratado por una cooperativa olivarera, Santa Quiteria, que quería protegerse de los numerosos robos de aceitunas que sufren los agricultores de la zona. El agredido es uno de los dos guardas que había contratado la cooperativa. Eran las seis menos cuarto de la tarde de ayer. El guarda iba en su coche cuando una furgoneta ocupada por diez hombres, de nacionalidad rumana, se le atravesó en la carretera Ex214. Lo sacaron "a palos" de su coche tras echarlo a la cuneta. Parece que le conocían, según cuenta la familia. El guarda fue trasladado posteriormente al Hospital de Mérida, donde fue intervenido por rotura del tabique nasal. Los agresores le introdujeron a la fuerza en el interior de la furgoneta con la que le habían interceptado. Gracias a tres hombres que estaban por la zona y que, de lejos, vieron que algo estaba sucediendo, el guarda pudo escapar del maletero del furgón. Sin embargo, los vecinos que le ayudaron también fueron agredidos. "Vinieron a por mí para matarme" 09/01/16 La paliza a un guarda de olivos dispara la tensión y el miedo en la Nava de Santiago, donde los agricultores han acordado crear patrullas ciudadanas para evitar los robos «Si no es por ellos estoy muerto. Muerto. Vinieron a por mí para matarme». Ellos son cuatro vecinos de La Nava de Santiago(1.000 habitantes, a 31 kilómetros de Mérida) y quien habla así es un hombre con la nariz fracturada, el oído izquierdo con algún problema de audición y magulladuras por todo el cuerpo. Es un guarda de la cooperativa aceitunera del pueblo al que la tarde del jueves una decena de personas de nacionalidad rumana sacaron de su coche, apalearon y metieron en un furgón. Lo estaban esperando en la carretera autonómica Ex-214, que pasa por el municipio. «Se lo llevaban para vaya usted dónde, pero para cargárselo, seguro», clama su hermano y asiente el agredido. No se lo pudieron llevar porque cuatro vecinos (minutos después llegaron bastantes más) acudieron al ver que algo estaba pasando. Se pelearon con los agresores y el vigilante pudo liberarse. La Guardia Civil ha reforzado su presencia en la localidad, del partido judicial de Montijo. Es posible que haya detenciones en las próximas horas. HOY ha recabado numerosos testimonios de un suceso que ha llevado miedo y rabia a partes iguales a La Nava y que tiene origen en una realidad que lleva copando titulares en Extremadura desde hace años: los frecuentes robos en el campo. Pero ni el protagonista a su pesar de la historia, ni su hermano, ni uno de los que acudieron a defender al guarda quieren que sus nombres aparezcan. «La gente tiene mucho miedo y también hay mucha tensión. Una cosa es que roben aceitunas, que lo llevan haciendo desde hace tiempo para nuestra desesperación, y otra que hagan esto. Aquí ha podido ocurrir una tragedia», sentencia Emiliano Cortés, alcalde de La Nava y el único que no tiene problema en aparecer por su nombre y con su cara ante la prensa. Los agresores encerraron al vigilante en una furgoneta para llevárselo: «Me iban a matar», recalca El guarda es uno los dos vigilantes que la cooperativa Santa Quiteria ha contratado para recorrer los campos y evitar los frecuentes robos de aceituna. Su labor es la de ‘espantar’ a posibles ladrones y, en su caso, llamar a la Guardia Civil si se está delinquiendo. Tanto él como el otro guarda han alertado en varias veces a los agentes. Hace dos semanas, la Benemérita informó que se habían recuperado 5.000 kilos de aceitunas robadas en La Nava. En el pueblo queda aún un mes de campaña y la aceituna es casi su principal sustento económico (2.000 hectáreas de olivar). Relato y patrullas «Eran las seis menos cuarto. Reconocieron mi coche. Estaban en la carretera. Cruzaron su furgoneta (una Ford Transit blanca) para que no pudiera seguir adelante. Tiraron mi coche a la cuneta. Se bajaron enseguida del suyo y me empezaron a dar palos. Me defendí como pude y, aunque no llegué a perder el conocimiento, estaba muy mal. Pudieron arrastrarme y encerrarme en la furgoneta», narra el agredido a este periódico. «Tengo claro que ese hombre se salvó por mí y otros cuatro», agrega uno de los vecinos que se enfrentó a puñetazo limpio con los agresores, cuando vieron «que algo estaba pasando». Un agricultor que ronda ya los 70 años y que se fue a ayudar cuando le avisó su hijo. «No me lo pensé. Otra gente, tampoco. Había que hacer ya algo de una vez por tantísimos robos y porque encima no sabíamos qué pasaba con el guarda». La cooperativa de La Nava acordó anoche que haya patrullas ciudadanas para evitar robos y agresiones La Nava era ayer un clamor y la crispación, evidente, pero también se apreciaba unidad. «A los ladrones parece que le da igual todo. Incluso que apaleen a un hombre y lo intenten matar. Esa misma madrugada volvieron a producirse robos. A otros dos vecinos le robaron las aceitunas de uno de sus olivos al completo. Unos 4.000 kilos» relata el alcalde. «Nos vamos a organizar. Nos queda un mes de campaña y no podemos permitir que nos roben más o que pueda pasar una desgracia», subrayó un agricultor. La cooperativa de Santa Quiteria, donde están 300 socios que representan a la práctica totalidad de familias de La Nava de Santiago, tenía previsto anoche acordar que haya patrullas ciudadanas para intentar evitar hurtos. 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