No te engañan si no quieres

La seguridad privada en España es como una jungla donde las empresas piratas acechan en cada esquina. Te prometen protección, pero te dejan en la estacada. Y si caes en sus trampas, es porque no usaste el sentido común que te da tu móvil, cargado de info al instante.

La verdad es que ser vigilante no es un camino de rosas. Más bien es un camino lleno de baches y malas jugadas. Yo mismo, entre semana, me afano en una fábrica a medio gas. Los fines de semana, hago bolo en eventos, a un mísero sueldo de 12 euros la hora. ¿Vivir de esto? Es como tratar de sacar agua de una piedra.

La cosa es que la sociedad nos ve como los parias del barrio. La imagen del vigilante se ha ido degradando. Ahora, parece que ser vigilante es sinónimo de ser un mindundi. La gente piensa que somos unos zotes sin luces, que no sabemos ni atarnos los cordones de los zapatos.

Y claro, con esta fama, ¿qué esperamos de las leyes? Son más blandas que un flan pasado de fecha. Nos dejan en la estacada, con poca protección y menos reconocimiento. No es de extrañar que los aprovechados campen a sus anchas.

Pero aquí viene la ironía: la tecnología, esa que nos conecta al mundo en un abrir y cerrar de ojos, también es nuestra arma secreta. Con nuestros móviles, tenemos acceso a un montón de información al instante. Si alguien intenta timarnos, solo hace falta un clic para mandarlo al rincón de los estafadores.

Ahora bien, ¿deberíamos resignarnos y dedicarnos de lleno a este oficio ingrato? Yo digo que no. La seguridad y la vigilancia deberían ser algo más que un simple trabajo. Deberían ser una responsabilidad compartida, un compromiso de todos.

Sí, puede que el dinero sea tentador. Pero ¿a qué costo? ¿A costa de sacrificar nuestra vida social? ¿A costa de ser mirados con desprecio por la sociedad? No, gracias. Yo prefiero tener algo de vida social, aunque eso signifique tener que apretar el cinturón.

Así que aquí estamos, en la trinchera de la seguridad privada en España. Entre empresas piratas y tecnologías al rescate, tratando de sacarle brillo a un oficio que parece estar condenado al olvido. Pero ¿sabes qué? Seguiremos luchando, porque alguien tiene que hacerlo, aunque nos vean como los perrosflauta de la ciudad.

Ha sido mi participacion que espero tengais en cuanta y me ha inspirado un comentario de un compañero que dice que le engañan y no hay trabajo y asi es no hay trabajo en algunas zonas, yo no quiero ese trabajo quiero tener vida por eso solo hago eventos en fines de semana y no todos porque para navidades tengo mas de 20 ofertas de trabajo y siempre digo que no, para discotecas igual y digo que no, yo conciertos o fiestas al aire libre , algun campo de futbol y poco mas