La falta de referentes femeninos en seguridad, un reto pendiente.

Los objetivos están claros: visualizar y dar valor al papel que desempeñan las mujeres en la seguridad pública y privada; monotorizar cualquier discriminación por género y defender la igualdad en un sector especialmente masculinizado. Pero antes de ponerse manos a la obra, había que saber de qué realidad se partía. Y esa fue la primera tarea que se encomendaron las fundadoras del Observatorio Mujer y Seguridad, creado en plena pandemia por seis profesionales del sector: actualizar cifras de representación que, si bien en el sector público están bastante al día, no existían en la seguridad privada. Que faltan referentes femeninos es una de las conclusiones a las que llegaron las autoras, además de reconocer que en el ámbito de la seguridad pública hay una voluntad real de corregir la situación, recuperar el tiempo perdido y trabajar en aras de la paridad.

Las fundadoras del Observatorio, Anna Aisa Biarnés, Ana Borredá, María Delgado Quintas, Montserrat Iglesias-Lucía, Cristina Manresa y Paloma Velasco Merino, son seis reconocidas profesionales con una dilatada trayectoria en diferentes especialidades de la seguridad pública y privada.

El estudio revela cómo la seguridad no es un profesión atractiva para las mujeres, que llegan por casualidad
Cuando empezaron a realizar el trabajo no existían datos oficiales sobre la presencia femenina en la seguridad privada. De hecho, una de las seis empresas del sector a las que solicitaron números se negó a darlas. Finalmente, la unidad central de seguridad privada de la Policía Nacional accedió a sus peticiones y por primera vez realizó una segregación por sexos de los vigilantes de seguridad que dependen de ellos.

Los datos más novedosos, los referidos a la mujer en la seguridad privada, permiten al Observatorio llegar a la conclusión de que la presencia no supera el 18% en las plantillas y que existe una segregación horizontal ante el elevado grado de masculinización de la profesión.

El Observatorio quiso, además, indagar sobre cómo se veían esas mujeres que trabajan en la seguridad privada y envió un cuestionario a 202 contactos, de los que solo respondieron 29, apenas un 14,35%. Que un porcentaje tan pequeño colaborara en el trabajo ya es significativo. De las respuestas se deduce que la gran mayoría empezó a trabajar en la seguridad privada por casualidad, como una salida laboral, sin una vocación o un referente femenino que las animara.

La situación no es mejor en el conjunto de las fuerzas y cuerpos de seguridad, donde la representación femenina no alcanza el 12,20%, aunque en los Mossos d’Esquadra llega al 21,47%, frente al pobre 7,4% de la Guardia Civil.

El trabajo pone en evidencia cómo el sector de la seguridad no atrae profesionalmente a las mujeres, que en su mayoría carecen de referentes y que llegan la mayor parte de las veces por casualidad o buscando una estabilidad laboral. Las fundadoras proponen campañas en las que se ponga de relieve las aportaciones de las mujeres sin caer en la recurrente visión masculinizada de la seguridad. También reclaman incluir en los programas académicos materias específicas relacionadas con la mujer y la seguridad para hacer atractiva la profesión al colectivo femenino.

Insisten las autoras del informe en que la seguridad tiene que ser el reflejo de la sociedad a la que sirve. De ahí la necesidad de fomentar políticas de equidad e igualdad para conseguirlo, como por ejemplo la discriminación positiva que ya aplican algunos cuerpos de seguridad, que optan por la elección de una mujer ante una misma nota para alcanzar un porcentaje de representación en las convocatorias de acceso.

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Saludos.


Grano a grano, se levanta la montaña.

.... la discriminación positiva que ya aplican algunos cuerpos de seguridad, que optan por la elección de una mujer ante una misma nota para alcanzar un porcentaje de representación en las convocatorias de acceso.

En temas de seguridad, la prioridad debería ser optar por la elección de personal capacitad@ para el desempeño de sus funciones, independientemente del sexo de cada quien.
Porque a la hora de tener que realizar una Intervención,  ante una situación que así lo requiriese, esta no va a discriminar la resolución según el porcentaje  de representación en cuanto al personal operativo que tenga que intervenir en la misma.

Saludos.


Grano a grano, se levanta la montaña.