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Lo invisible tras el terreno de juego: la seguridad en eventos deportivos.
Dom 26 Dic 2021, 13:04
Empieza el partido. Sin embargo, los Mossos d’Esquadra hace horas que han empezado el suyo. Los operativos policiales en el marco de eventos deportivos, en especial partidos de fútbol, empiezan horas, incluso días antes de que suene el silbato del árbitro.
Las 21.00h en punto y el árbitro pita el inicio del partido. Juegan el Fútbol Club Barcelona contra el Real Madrid. El ambiente, como en cualquier otro “clásico”, está bastante caldeado. Los aficionados hace ya un buen rato que festejan el encuentro. Los grupos susceptibles de ser más radicales en sus respectivas gradas. Unos bien alejados de los otros.
Se han revisado todas las bolsas antes de entrar: drogas, pirotecnia, objetos contundentes, pancartas conflictivas… Ahora, además, se vela porque todos los espectadores lleven la mascarilla puesta y respeten las distancias de seguridad. “Siempre se pueden escapar cositas”, asegura en una entrevista con eltaquigrafo.com el intendente Josep Antoni Saumell, Coordinador General de Seguridad del Deporte, “pero el grueso de posibles incidentes está bajo control”. Los agentes de los Mossos d’Esquadra están en su sitio. Los de seguridad privada en el suyo. El partido ya ha empezado.
Seguridad dentro y fuera del campo
En la garita de la Unidad de Control Operativo, la batuta la lleva el Coordinador de Seguridad correspondiente al FCB (un agente de los mossos destinado a este cargo). Él es el responsable de controlo todo. Ninguna acción, cuando juega el Barça en casa, se lleva a cabo sin su inmediato consentimiento. Como coordinador de seguridad se encarga de instruir el operativo de seguridad en el marco del evento deportivo en cuestión. De dirigir tanto a los agentes de policía, como a los de seguridad privada.
Es el encargado de barajar distintos escenarios y ofrecer unos recursos, en forma personal y material, acorde con los posibles problemas/riegos detectados. ¿Los equipos que se enfrentan son eternos rivales? ¿Qué se juega cada equipo con este partido? ¿Se prevé la presencia de ultras? ¿Cuál es el perfil del espectador/aficionado al equipo que viene de fuera? ¿Cómo puede encajar con el de casa? Y como este agente, Coordinador del FCB, hay uno por cada equipo catalán que juega en 1ª y 2ª división profesional y en 1ª y 2ª RFEF.
Durante el partido…
En el campo, cientos de cámaras rodean el estadio. No hay un resquicio de la grada que quede oculto, al margen del “gran hermano” que todo lo ve. A partir de ese momento, miles de ojos irán siguiendo hipnotizados los movimientos de la pelota, mientras tanto, otros velarán por que nada difiera de la normalidad. Los incidentes más graves se aplacarán de raíz (agresiones, peleas, actitudes machistas y/o homófobas…). Los más leves se discutirán en el momento, valorando todas las posibles consecuencias de una actuación o placaje policial en medio de un acto lúdico-festivo como lo es un partido de fútbol.
… antes del partido
Sin embargo, el dispositivo policial, confiesa Saumell, no ha empezado con el primer pase, ni siquiera con el registro de las bolsas al entrar. Muy probablemente el operativo se ha iniciado “como pronto” a primera hora de la mañana. Y según la respuesta obtenida a las cuestiones anteriores, puede que incluso lleve en marcha desde la noche anterior. En especial, si se ha previsto la presencia de ultras que vienen de fuera.
Este dispositivo previo, que puede llegar a empezar 24 horas antes del inicio del partido, consiste en garantizar la seguridad y la convivencia de los conciudadanos, en este caso de Barcelona. Especialmente, ante la posible llegada de aficionados radicales del equipo contrario. En concreto, cuando vienen de otros países de Europa. El turismo de borrachera y la enemistad con los grupos radicales “de casa” pueden conllevar, como sucedió hace unas semanas con los ultras del Benfica, disturbios descontrolados en el centro de la ciudad, durante las horas previas y/o posteriores al encuentro deportivo.
Un trabajo continuado
De hecho, explica el intendente, Coordinador General de Seguridad del Deporte, el viernes antes de la celebración de un partido, pongamos que el domingo, se celebra lo que comúnmente llaman la “reunión previa de partido”. En este encuentro, con efectivos del Sistema de Emergencias Médicas, la Guardia Urbana, la seguridad privada y los responsables de los Mossos -según el equipo que juegue- se reúnen para valorar, conjuntamente y en base a lo que exponga el Coordinador de Seguridad correspondiente al equipo, los riesgos que se pueden derivar del encuentro deportivo.
Y es que, a diferencia de lo que puede parecer a primera vista, el análisis y el control de estos eventos consiste en el trabajo y estudio continuado por parte de los agentes que se dedican exclusivamente a ello. “Ningún partido es igual a otro. Hay muchos factores que influyen en el porvenir de un encuentro deportivos de estas características”, matiza Saumell. Por eso, es necesario que se posea el mayor volumen de información contextual posible para encarar el evento con una previsión u otra.
¿Qué pasa con los ultras?
Si se prevé la presencia de grupos de aficionados más radicales, las medidas de seguridad habituales se refuerzan. Se coordina con la seguridad privada del club para que los espacios reservados para cada uno de estos grupos estén lo suficientemente separados los unos de los otros y si, cabe, se añaden vallas u otro material de retención, para separarlos del resto de espectadores, explica Saumell.
En el caso de partidos de competición europea, donde se tiene que destinar de forma obligada el 5% de los asientos al equipo visitante, el coordinador de seguridad de cada equipo se reúne con su homólogo en el extranjero para compartir información. ¿La afición es familiar o más bien radical? ¿Cómo van en la clasificación? ¿Qué se juegan? ¿Cómo se han desarrollado los partidos anteriores? En función de todo ello se estipularán unas medidas de seguridad u otras, que, por supuesto, pueden prever controles y más efectivos horas antes del partido por las calles del centro de la ciudad para evitar posibles problemas de convivencia.
Durante la pandemia
Si bien es cierto que durante la pandemia los estadios han estado cerrados y luego poco a poco han ido reabriendo sus puertas, siempre a dispensas de las medidas y restricciones sanitarias, el trabajo de los Mossos, investigando y monitorizando a los grupos ultras más radicales no ha descansado. Con la vuelta gradual a los estadios se ha vuelto paulatinamente a la violencia y a la crispación. En este sentido, señala Saumell, “parece que el ambiente está un poco más crispado tras este año y medio de pandemia. Equipillos de categoría baja que antes no presentaban problemas ahora la ‘lían’ un poco más”.
Por suerte, suspira, no llegan a ser grupos radicales como tal, pues éstos suelen ser delincuentes. En estos casos más recientes son pequeños grupos conflictivos, pero sólo dentro del campo.
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Saludos.
Grano a grano, se levanta la montaña.
Las 21.00h en punto y el árbitro pita el inicio del partido. Juegan el Fútbol Club Barcelona contra el Real Madrid. El ambiente, como en cualquier otro “clásico”, está bastante caldeado. Los aficionados hace ya un buen rato que festejan el encuentro. Los grupos susceptibles de ser más radicales en sus respectivas gradas. Unos bien alejados de los otros.
Se han revisado todas las bolsas antes de entrar: drogas, pirotecnia, objetos contundentes, pancartas conflictivas… Ahora, además, se vela porque todos los espectadores lleven la mascarilla puesta y respeten las distancias de seguridad. “Siempre se pueden escapar cositas”, asegura en una entrevista con eltaquigrafo.com el intendente Josep Antoni Saumell, Coordinador General de Seguridad del Deporte, “pero el grueso de posibles incidentes está bajo control”. Los agentes de los Mossos d’Esquadra están en su sitio. Los de seguridad privada en el suyo. El partido ya ha empezado.
Seguridad dentro y fuera del campo
En la garita de la Unidad de Control Operativo, la batuta la lleva el Coordinador de Seguridad correspondiente al FCB (un agente de los mossos destinado a este cargo). Él es el responsable de controlo todo. Ninguna acción, cuando juega el Barça en casa, se lleva a cabo sin su inmediato consentimiento. Como coordinador de seguridad se encarga de instruir el operativo de seguridad en el marco del evento deportivo en cuestión. De dirigir tanto a los agentes de policía, como a los de seguridad privada.
Es el encargado de barajar distintos escenarios y ofrecer unos recursos, en forma personal y material, acorde con los posibles problemas/riegos detectados. ¿Los equipos que se enfrentan son eternos rivales? ¿Qué se juega cada equipo con este partido? ¿Se prevé la presencia de ultras? ¿Cuál es el perfil del espectador/aficionado al equipo que viene de fuera? ¿Cómo puede encajar con el de casa? Y como este agente, Coordinador del FCB, hay uno por cada equipo catalán que juega en 1ª y 2ª división profesional y en 1ª y 2ª RFEF.
Durante el partido…
En el campo, cientos de cámaras rodean el estadio. No hay un resquicio de la grada que quede oculto, al margen del “gran hermano” que todo lo ve. A partir de ese momento, miles de ojos irán siguiendo hipnotizados los movimientos de la pelota, mientras tanto, otros velarán por que nada difiera de la normalidad. Los incidentes más graves se aplacarán de raíz (agresiones, peleas, actitudes machistas y/o homófobas…). Los más leves se discutirán en el momento, valorando todas las posibles consecuencias de una actuación o placaje policial en medio de un acto lúdico-festivo como lo es un partido de fútbol.
… antes del partido
Sin embargo, el dispositivo policial, confiesa Saumell, no ha empezado con el primer pase, ni siquiera con el registro de las bolsas al entrar. Muy probablemente el operativo se ha iniciado “como pronto” a primera hora de la mañana. Y según la respuesta obtenida a las cuestiones anteriores, puede que incluso lleve en marcha desde la noche anterior. En especial, si se ha previsto la presencia de ultras que vienen de fuera.
Este dispositivo previo, que puede llegar a empezar 24 horas antes del inicio del partido, consiste en garantizar la seguridad y la convivencia de los conciudadanos, en este caso de Barcelona. Especialmente, ante la posible llegada de aficionados radicales del equipo contrario. En concreto, cuando vienen de otros países de Europa. El turismo de borrachera y la enemistad con los grupos radicales “de casa” pueden conllevar, como sucedió hace unas semanas con los ultras del Benfica, disturbios descontrolados en el centro de la ciudad, durante las horas previas y/o posteriores al encuentro deportivo.
Un trabajo continuado
De hecho, explica el intendente, Coordinador General de Seguridad del Deporte, el viernes antes de la celebración de un partido, pongamos que el domingo, se celebra lo que comúnmente llaman la “reunión previa de partido”. En este encuentro, con efectivos del Sistema de Emergencias Médicas, la Guardia Urbana, la seguridad privada y los responsables de los Mossos -según el equipo que juegue- se reúnen para valorar, conjuntamente y en base a lo que exponga el Coordinador de Seguridad correspondiente al equipo, los riesgos que se pueden derivar del encuentro deportivo.
Y es que, a diferencia de lo que puede parecer a primera vista, el análisis y el control de estos eventos consiste en el trabajo y estudio continuado por parte de los agentes que se dedican exclusivamente a ello. “Ningún partido es igual a otro. Hay muchos factores que influyen en el porvenir de un encuentro deportivos de estas características”, matiza Saumell. Por eso, es necesario que se posea el mayor volumen de información contextual posible para encarar el evento con una previsión u otra.
¿Qué pasa con los ultras?
Si se prevé la presencia de grupos de aficionados más radicales, las medidas de seguridad habituales se refuerzan. Se coordina con la seguridad privada del club para que los espacios reservados para cada uno de estos grupos estén lo suficientemente separados los unos de los otros y si, cabe, se añaden vallas u otro material de retención, para separarlos del resto de espectadores, explica Saumell.
En el caso de partidos de competición europea, donde se tiene que destinar de forma obligada el 5% de los asientos al equipo visitante, el coordinador de seguridad de cada equipo se reúne con su homólogo en el extranjero para compartir información. ¿La afición es familiar o más bien radical? ¿Cómo van en la clasificación? ¿Qué se juegan? ¿Cómo se han desarrollado los partidos anteriores? En función de todo ello se estipularán unas medidas de seguridad u otras, que, por supuesto, pueden prever controles y más efectivos horas antes del partido por las calles del centro de la ciudad para evitar posibles problemas de convivencia.
Durante la pandemia
Si bien es cierto que durante la pandemia los estadios han estado cerrados y luego poco a poco han ido reabriendo sus puertas, siempre a dispensas de las medidas y restricciones sanitarias, el trabajo de los Mossos, investigando y monitorizando a los grupos ultras más radicales no ha descansado. Con la vuelta gradual a los estadios se ha vuelto paulatinamente a la violencia y a la crispación. En este sentido, señala Saumell, “parece que el ambiente está un poco más crispado tras este año y medio de pandemia. Equipillos de categoría baja que antes no presentaban problemas ahora la ‘lían’ un poco más”.
Por suerte, suspira, no llegan a ser grupos radicales como tal, pues éstos suelen ser delincuentes. En estos casos más recientes son pequeños grupos conflictivos, pero sólo dentro del campo.
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Saludos.
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