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Pausas en el trabajo: por qué hacer el 'vago' te hará más productivo.
Mar 13 Oct 2020, 14:35
eleconomista.es
Ramón Oliver.
13/10/2020.
Levantarse o charlar con los compañeros ayudan a mantener el ritmo.
Se recomienda hacer pausas de 5-10 minutos por cada 45-60 de trabajo.
"No consigo acostumbrarme a verte hacer eso", le dice Roger Sterling a Don Draper cuando al entrar en el despacho de su empleado lo encuentra tumbado en el sofá, echando una de sus habituales cabezadas en horas de trabajo. Los seguidores de Mad Men, la icónica serie de televisión que narra la vida de una agencia de publicidad norteamericana de los años 60, ya saben que, a pesar de la leve protesta del directivo en esta chocante escena, en realidad no está enfadado con su creativo estrella. Porque Sterling sabe muy bien que de esos sueñecitos robados a la jornada laboral de Draper han surgido muchas de las increíbles campañas que tantos y lucrativos clientes le han traído a su agencia.
Resulta difícil imaginar a un jefe de una empresa española mostrándose tan indulgente con un subordinado al que pillara en plena siesta durante su sagrado tiempo de trabajo. Más bien, todo lo contrario. Y es que, lamenta Marc Vigilante, director asociado de Humannova, "existe la falsa creencia de que tomarse descansos nos hace más ineficientes y poco productivos. Muchos jefes y compañeros lo interpretan como un signo de persona poco trabajadora y falta de compromiso".
Numerosos estudios refutan a estos escépticos de la pausa. "Está científicamente probado que se rinde mucho más en periodos de trabajo cortos de alta intensidad y foco, seguidos de pequeños descansos, que haciendo jornadas maratonianas sin parar. Porque en estas últimas, inevitablemente, la concentración y la productividad se resienten a medida que pasan las horas", indica Vigilante.
¿Cuánto tiempo deberían durar esas ventanas de trabajo intenso? Más que de cifras exactas, los expertos prefieren hablar de horquillas. "La capacidad máxima de concentración en una tarea depende mucho del individuo. Algunos sitúan esos límites en una media de 45 minutos, pero en adultos entrenados ésta podría estar entre los 50 y los 60 minutos", estima Manuel Armayones, director del eHealth Center de la UOC.
"A muchas personas las mejores ideas les llegan cuando están fuera de su espacio natural de trabajo"
Aumento de la atención, foco, eficiencia y productividad son algunos de los beneficios asociados a los descansos en el trabajo. Esos respiros en medio de la batalla están especialmente indicados para trabajos creativos. "A muchas personas las mejores ideas les llegan cuando están fuera de su espacio natural de trabajo", comenta Manuel Armayones. Para este docente, es muy normal que la inspiración -como le sucedía al protagonista de Mad Men- se presente precisamente "cuando se está haciendo el vago". Porque, argumenta, "la creatividad requiere relacionar conceptos que aparentemente son diferentes y hasta opuestos, y ese tipo de conexiones se dan mucho mejor cuando estamos en una situación receptiva y abierta, que cuando estamos focalizados en una tarea repetitiva".
Enemigo del rendimiento.
¿Quién no ha acudido alguna vez al trabajo después de una noche en vela o con muy pocas horas de sueño? En esas condiciones no es que baje la productividad, es que se diría que a ese profesional se le ha olvidado cómo se hace su trabajo. Gonzalo Serra, socio fundador del Instituto de Alto Rendimiento, piensa que la falta de descanso atenúa el talento de las personas. "Cuando estamos cansados física o mentalmente conservamos nuestras habilidades, pero están menos disponibles. Es decir, seguimos sabiendo hacer las cosas, pero no nos salen igual".
Además, si ese cansancio es crónico o recurrente, puede desencadenar un peligroso circulo vicioso. Porque "al estar ese talento menos disponible, cae el rendimiento de esa persona, y tras él caen también en cadena autoestima, motivación, resistencia a la frustración, actitud de servicio, resiliencia, optimismo, adaptabilidad y, en definitiva, el bienestar del trabajador", advierte Serra. Una espiral de la que solo se sale, apunta, de una forma: "¡Descansando!".
Tiempo y forma.
Se llama 'microdescanso' a cualquier actividad breve que ayude a romper la monotonía. El método Pomodoro, por ejemplo, recomienda ciclos de trabajo de 25 minutos con cinco de pausa entre ellos, para posteriormente realizar un descanso mayor. Tener una lista de tareas y darse un pequeño respiro al completar una o varias de ellas es otra opción menos ligada al reloj y más a la siempre satisfactoria sensación de 'trabajo terminado'. Pero sea cual sea el sistema escogido, resalta Manuel Armayones, lo verdaderamente importante es que "nos permita levantarnos, hidratarnos, estirarnos y cambiar de actividad durante unos momentos (por ejemplo, para descansar la vista de la pantalla). Porque estas pequeñas pausas ayudan a refrescarnos tanto mental como físicamente y nos sitúan en disposición de enfrentar el resto de la jornada".
Japón acepta la práctica de parar durante 10 o 20 minutos para echarse un pequeño sueño
En algunos países como Japón, echarse pequeños sueños reparadores ('power-nap') de 10 o 20 minutos está perfectamente aceptado como una práctica saludable de trabajo que incrementa la atención y la capacidad motora. Paradójicamente, a pesar de que el mundo nos atribuye la autoría intelectual del concepto 'siesta', no sucede lo mismo en España, donde la cultura organizacional no está todavía lista para incorporar el pijama a las rutinas de los empleados. Hay, sin embargo, otras opciones de descanso menos aparatosas pero igualmente efectivas: las pausas activas.
María Martínez Pérez, técnica de Proyectos I+D+i en el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), las define como "rutinas cortas de actividad física que se intercalan en el transcurso de la actividad laboral". En esencia, son ejercicios básicos y funcionales como estiramientos, ejercicios de movilidad, relajación o fortalecimiento muscular. "Las pausas activas suponen un momento de activación que favorece un cambio en la dinámica laboral", explica Martínez. Gracias a ellas, prosigue, "se activan los sistemas musculo-esquelético, cardiovascular, respiratorio y cognitivo".
Esta fisioterapeuta recomienda hacer estos ejercicios "si es posible cada 2 horas y durante 5 o 10 minutos, aunque todo depende de la persona y de los requerimientos físicos y riesgos ergonómicos de su puesto de trabajo". Los beneficios de estos ejercicios son numerosos. "Para los trabajadores porque mejoran la postura, liberan estrés articular y muscular, estimulan y favorecen la circulación, previenen las lesiones musculo-esqueléticas, disminuyen el estrés y la sensación de fatiga, mejoran la atención y concentración y favorecen la autoestima. Para la empresa porque mejoran la satisfacción en el trabajo y el desempeño laboral, y disminuyen el riesgo de enfermedad profesional y el número de accidentes laborales", enumera.
Descansos tóxicos.
Pero no todo vale como descanso. Socializar con los compañeros, charlando alrededor de la máquina de café o en un encuentro casual en el pasillo, puede ser una buena válvula de escape. Pero siempre que esa pausa no acabe convirtiéndose en una "reunión de trabajo encubierta", alerta Gonzalo Serra. "Seguro que tenemos la experiencia de tomarnos ese café o de estar comiendo con compañeros y terminar con más tensión corporal de la que teníamos antes". Y es que, según este experto, hay un tema de conversación que nunca debe abordarse en una pausa laboral: el propio trabajo. "Desgraciadamente, hay personas que no saben hablar más que de su trabajo o de sus relaciones con otros compañeros y jefes, y que, incluso te enseñan sus e-mails mientras estás descansando. Este tipo de conversaciones no ayudan, especialmente si son para criticar o quejarse".
Así que la próxima vez que se piense en una jornada laboral estándar de ocho horas, tal vez sería más apropiado y saludable hablar de siete horas o siete horas y veinte minutos de trabajo efectivo. Y que no se preocupe el jefe, porque ese tiempo que falta no se lo estará escatimando el empleado a sus resultados. Por el contrario, recuerda Gonzalo Serra, "las pausas en el trabajo ayudan a regenerar la plenitud de nuestro talento, y, así, también la de nuestro rendimiento y nuestro bienestar".
Ramón Oliver.
13/10/2020.
Levantarse o charlar con los compañeros ayudan a mantener el ritmo.
Se recomienda hacer pausas de 5-10 minutos por cada 45-60 de trabajo.
"No consigo acostumbrarme a verte hacer eso", le dice Roger Sterling a Don Draper cuando al entrar en el despacho de su empleado lo encuentra tumbado en el sofá, echando una de sus habituales cabezadas en horas de trabajo. Los seguidores de Mad Men, la icónica serie de televisión que narra la vida de una agencia de publicidad norteamericana de los años 60, ya saben que, a pesar de la leve protesta del directivo en esta chocante escena, en realidad no está enfadado con su creativo estrella. Porque Sterling sabe muy bien que de esos sueñecitos robados a la jornada laboral de Draper han surgido muchas de las increíbles campañas que tantos y lucrativos clientes le han traído a su agencia.
Resulta difícil imaginar a un jefe de una empresa española mostrándose tan indulgente con un subordinado al que pillara en plena siesta durante su sagrado tiempo de trabajo. Más bien, todo lo contrario. Y es que, lamenta Marc Vigilante, director asociado de Humannova, "existe la falsa creencia de que tomarse descansos nos hace más ineficientes y poco productivos. Muchos jefes y compañeros lo interpretan como un signo de persona poco trabajadora y falta de compromiso".
Numerosos estudios refutan a estos escépticos de la pausa. "Está científicamente probado que se rinde mucho más en periodos de trabajo cortos de alta intensidad y foco, seguidos de pequeños descansos, que haciendo jornadas maratonianas sin parar. Porque en estas últimas, inevitablemente, la concentración y la productividad se resienten a medida que pasan las horas", indica Vigilante.
¿Cuánto tiempo deberían durar esas ventanas de trabajo intenso? Más que de cifras exactas, los expertos prefieren hablar de horquillas. "La capacidad máxima de concentración en una tarea depende mucho del individuo. Algunos sitúan esos límites en una media de 45 minutos, pero en adultos entrenados ésta podría estar entre los 50 y los 60 minutos", estima Manuel Armayones, director del eHealth Center de la UOC.
"A muchas personas las mejores ideas les llegan cuando están fuera de su espacio natural de trabajo"
Aumento de la atención, foco, eficiencia y productividad son algunos de los beneficios asociados a los descansos en el trabajo. Esos respiros en medio de la batalla están especialmente indicados para trabajos creativos. "A muchas personas las mejores ideas les llegan cuando están fuera de su espacio natural de trabajo", comenta Manuel Armayones. Para este docente, es muy normal que la inspiración -como le sucedía al protagonista de Mad Men- se presente precisamente "cuando se está haciendo el vago". Porque, argumenta, "la creatividad requiere relacionar conceptos que aparentemente son diferentes y hasta opuestos, y ese tipo de conexiones se dan mucho mejor cuando estamos en una situación receptiva y abierta, que cuando estamos focalizados en una tarea repetitiva".
Enemigo del rendimiento.
¿Quién no ha acudido alguna vez al trabajo después de una noche en vela o con muy pocas horas de sueño? En esas condiciones no es que baje la productividad, es que se diría que a ese profesional se le ha olvidado cómo se hace su trabajo. Gonzalo Serra, socio fundador del Instituto de Alto Rendimiento, piensa que la falta de descanso atenúa el talento de las personas. "Cuando estamos cansados física o mentalmente conservamos nuestras habilidades, pero están menos disponibles. Es decir, seguimos sabiendo hacer las cosas, pero no nos salen igual".
Además, si ese cansancio es crónico o recurrente, puede desencadenar un peligroso circulo vicioso. Porque "al estar ese talento menos disponible, cae el rendimiento de esa persona, y tras él caen también en cadena autoestima, motivación, resistencia a la frustración, actitud de servicio, resiliencia, optimismo, adaptabilidad y, en definitiva, el bienestar del trabajador", advierte Serra. Una espiral de la que solo se sale, apunta, de una forma: "¡Descansando!".
Tiempo y forma.
Se llama 'microdescanso' a cualquier actividad breve que ayude a romper la monotonía. El método Pomodoro, por ejemplo, recomienda ciclos de trabajo de 25 minutos con cinco de pausa entre ellos, para posteriormente realizar un descanso mayor. Tener una lista de tareas y darse un pequeño respiro al completar una o varias de ellas es otra opción menos ligada al reloj y más a la siempre satisfactoria sensación de 'trabajo terminado'. Pero sea cual sea el sistema escogido, resalta Manuel Armayones, lo verdaderamente importante es que "nos permita levantarnos, hidratarnos, estirarnos y cambiar de actividad durante unos momentos (por ejemplo, para descansar la vista de la pantalla). Porque estas pequeñas pausas ayudan a refrescarnos tanto mental como físicamente y nos sitúan en disposición de enfrentar el resto de la jornada".
Japón acepta la práctica de parar durante 10 o 20 minutos para echarse un pequeño sueño
En algunos países como Japón, echarse pequeños sueños reparadores ('power-nap') de 10 o 20 minutos está perfectamente aceptado como una práctica saludable de trabajo que incrementa la atención y la capacidad motora. Paradójicamente, a pesar de que el mundo nos atribuye la autoría intelectual del concepto 'siesta', no sucede lo mismo en España, donde la cultura organizacional no está todavía lista para incorporar el pijama a las rutinas de los empleados. Hay, sin embargo, otras opciones de descanso menos aparatosas pero igualmente efectivas: las pausas activas.
María Martínez Pérez, técnica de Proyectos I+D+i en el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), las define como "rutinas cortas de actividad física que se intercalan en el transcurso de la actividad laboral". En esencia, son ejercicios básicos y funcionales como estiramientos, ejercicios de movilidad, relajación o fortalecimiento muscular. "Las pausas activas suponen un momento de activación que favorece un cambio en la dinámica laboral", explica Martínez. Gracias a ellas, prosigue, "se activan los sistemas musculo-esquelético, cardiovascular, respiratorio y cognitivo".
Esta fisioterapeuta recomienda hacer estos ejercicios "si es posible cada 2 horas y durante 5 o 10 minutos, aunque todo depende de la persona y de los requerimientos físicos y riesgos ergonómicos de su puesto de trabajo". Los beneficios de estos ejercicios son numerosos. "Para los trabajadores porque mejoran la postura, liberan estrés articular y muscular, estimulan y favorecen la circulación, previenen las lesiones musculo-esqueléticas, disminuyen el estrés y la sensación de fatiga, mejoran la atención y concentración y favorecen la autoestima. Para la empresa porque mejoran la satisfacción en el trabajo y el desempeño laboral, y disminuyen el riesgo de enfermedad profesional y el número de accidentes laborales", enumera.
Descansos tóxicos.
Pero no todo vale como descanso. Socializar con los compañeros, charlando alrededor de la máquina de café o en un encuentro casual en el pasillo, puede ser una buena válvula de escape. Pero siempre que esa pausa no acabe convirtiéndose en una "reunión de trabajo encubierta", alerta Gonzalo Serra. "Seguro que tenemos la experiencia de tomarnos ese café o de estar comiendo con compañeros y terminar con más tensión corporal de la que teníamos antes". Y es que, según este experto, hay un tema de conversación que nunca debe abordarse en una pausa laboral: el propio trabajo. "Desgraciadamente, hay personas que no saben hablar más que de su trabajo o de sus relaciones con otros compañeros y jefes, y que, incluso te enseñan sus e-mails mientras estás descansando. Este tipo de conversaciones no ayudan, especialmente si son para criticar o quejarse".
Así que la próxima vez que se piense en una jornada laboral estándar de ocho horas, tal vez sería más apropiado y saludable hablar de siete horas o siete horas y veinte minutos de trabajo efectivo. Y que no se preocupe el jefe, porque ese tiempo que falta no se lo estará escatimando el empleado a sus resultados. Por el contrario, recuerda Gonzalo Serra, "las pausas en el trabajo ayudan a regenerar la plenitud de nuestro talento, y, así, también la de nuestro rendimiento y nuestro bienestar".
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Re: Pausas en el trabajo: por qué hacer el 'vago' te hará más productivo.
Mar 13 Oct 2020, 14:35
Aquí no se contenta el que no quiere.
- josepmartiAdministradorPremio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foro
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Re: Pausas en el trabajo: por qué hacer el 'vago' te hará más productivo.
Mar 13 Oct 2020, 17:37
En España hacer el vago no es muy dificil, otra cosa es lo de la produccion jejeje
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- J. J.Moderador globalPremio por estar tantos años con nosotrosPremia la antiguedad en el foroMaxima graduacionAl mejor A la mejor aportación al foro
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Re: Pausas en el trabajo: por qué hacer el 'vago' te hará más productivo.
Miér 14 Oct 2020, 01:54
Eso a lo mejor va bien en ciertos sectores , pero en este que normalmente estamos solos no creo que sea bueno abandonar nuestro puesto de trabajo : tanto físico como mentalmente , para hacer un descanso que no sea ir al baño y comer .
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Re: Pausas en el trabajo: por qué hacer el 'vago' te hará más productivo.
Dom 18 Oct 2020, 17:34
Productivo no se, pero que los vagos son los que mejor viven y con diferencia.
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