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Inseguridad, o como ser políticamente incorrecto.
Lun 09 Sep 2019, 16:22
Hay un buenismo ambiental que sostiene que los maleantes son pobres víctimas de la sociedad.
hoy.es
JUAN CARLOS VILORIA.
09.09.2019
Uno de los temas estrellas de la publicidad radiofónica es la que está promocionando alarmas para domicilios particulares. En estos meses de verano han proliferado en la práctica totalidad de las emisoras comerciales las cuñas anunciando ofertas para colocar un dispositivo contra los ladrones, okupas, bandas de asaltantes del hogar. Están en el 'top' de la publicidad. Dicen más o menos: «¿Nos han robado en casa? No, pero le han desvalijado a la vecina del segundo». O: «Paco, me han llamado de la urbanización en la playa, que están entrando en las casas». «Ahora mismo llamo a X para que vengan a colocarnos la alarma». No sé si hay un síndrome de inseguridad o si la emergencia es real. Si es la publicidad la que alimenta el síndrome o el síndrome alimenta la publicidad. Lo cierto es que en mi urbanización, de seis caseríos, tres acaban de contratar una de esas alarmas que te 'aseguran' protección las 24 horas del día y que, en caso de asalto, en algún sitio se enciende una lucecita y se pone en acción la seguridad privada. Lo que confirma ese axioma de cierta izquierda que avisa: el que quiera seguridad, que se la pague.
¿Es que la seguridad es de derechas? Eso debe pensar la alcaldesa de Barcelona ante los muchos «hechos puntuales» delictivos en su ciudad. Robos de móvil a plena luz, chica asesinada por resistirse, palizas a turistas, okupas lanzando tresillos por la ventana, narcopisos entre el vecindario de currantes, ha dicho que todo es mentira y que es una campaña del PP y Ciudadanos para atacar a su persona y desprestigiarla. Yo creo que la seguridad no es ni de derechas ni de izquierdas. A todo el mundo le preocupa porque es uno de los requisitos de la libertad y es imprescindible para el turismo, para el comercio, para el bienestar. Pero también es cierto que hay un cierto buenismo ambiental que no se atreve a señalar a determinados actores que provocan la inseguridad urbana porque considera que son unas pobres víctimas. Víctimas de la sociedad desalmada y desigual. Que es la sociedad la que no les proporciona una vivienda digna, que no les facilita la inserción social, la que les impide ganarse la vida vendiendo productos falsificados, la que no les da oportunidades educativas.
Así que si no se les puede señalar ni culpabilizar, ni reprobar, ni identificar, entonces habrá que considerarlos un castigo a la sociedad por sus propios errores. Esa es la tesis que en la capital de Cataluña ha ido alimentando un clima de impunidad callejera que ahora se le ha ido de las manos al Ayuntamiento. Es cierto que la Constitución es la primera ley que prohíbe discriminar o criminalizar colectivos. La Constitución protege a los individuos y rechaza severamente cualquier discriminación por razón de raza, religión, edad o nacionalidad. Cierto, pero de ahí a tener garantizada la impunidad judicial y policial por ser menor y delincuente, inmigrante y vendedor ilegal, de etnia gitana y okupa, hay un abismo.
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JUAN CARLOS VILORIA.
09.09.2019
Uno de los temas estrellas de la publicidad radiofónica es la que está promocionando alarmas para domicilios particulares. En estos meses de verano han proliferado en la práctica totalidad de las emisoras comerciales las cuñas anunciando ofertas para colocar un dispositivo contra los ladrones, okupas, bandas de asaltantes del hogar. Están en el 'top' de la publicidad. Dicen más o menos: «¿Nos han robado en casa? No, pero le han desvalijado a la vecina del segundo». O: «Paco, me han llamado de la urbanización en la playa, que están entrando en las casas». «Ahora mismo llamo a X para que vengan a colocarnos la alarma». No sé si hay un síndrome de inseguridad o si la emergencia es real. Si es la publicidad la que alimenta el síndrome o el síndrome alimenta la publicidad. Lo cierto es que en mi urbanización, de seis caseríos, tres acaban de contratar una de esas alarmas que te 'aseguran' protección las 24 horas del día y que, en caso de asalto, en algún sitio se enciende una lucecita y se pone en acción la seguridad privada. Lo que confirma ese axioma de cierta izquierda que avisa: el que quiera seguridad, que se la pague.
¿Es que la seguridad es de derechas? Eso debe pensar la alcaldesa de Barcelona ante los muchos «hechos puntuales» delictivos en su ciudad. Robos de móvil a plena luz, chica asesinada por resistirse, palizas a turistas, okupas lanzando tresillos por la ventana, narcopisos entre el vecindario de currantes, ha dicho que todo es mentira y que es una campaña del PP y Ciudadanos para atacar a su persona y desprestigiarla. Yo creo que la seguridad no es ni de derechas ni de izquierdas. A todo el mundo le preocupa porque es uno de los requisitos de la libertad y es imprescindible para el turismo, para el comercio, para el bienestar. Pero también es cierto que hay un cierto buenismo ambiental que no se atreve a señalar a determinados actores que provocan la inseguridad urbana porque considera que son unas pobres víctimas. Víctimas de la sociedad desalmada y desigual. Que es la sociedad la que no les proporciona una vivienda digna, que no les facilita la inserción social, la que les impide ganarse la vida vendiendo productos falsificados, la que no les da oportunidades educativas.
Así que si no se les puede señalar ni culpabilizar, ni reprobar, ni identificar, entonces habrá que considerarlos un castigo a la sociedad por sus propios errores. Esa es la tesis que en la capital de Cataluña ha ido alimentando un clima de impunidad callejera que ahora se le ha ido de las manos al Ayuntamiento. Es cierto que la Constitución es la primera ley que prohíbe discriminar o criminalizar colectivos. La Constitución protege a los individuos y rechaza severamente cualquier discriminación por razón de raza, religión, edad o nacionalidad. Cierto, pero de ahí a tener garantizada la impunidad judicial y policial por ser menor y delincuente, inmigrante y vendedor ilegal, de etnia gitana y okupa, hay un abismo.
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Re: Inseguridad, o como ser políticamente incorrecto.
Lun 09 Sep 2019, 23:10
"La Constitución protege a los individuos y rechaza severamente cualquier discriminación por razón de raza, religión, edad o nacionalidad. "
Si, es cierto. Tenemos graaaaaaaan protección todos con la Consti.
La Consti dice que todos tenemos derecho a una vivienda digna, y a un currele digno, y a otras cosas dignas, pero no dice nada de que nadie tenga el DEBER de proporcionarnos todas esas cosas dignas.
Es como si pusiera en la Consti:
Todo el mundo tiene derecho a viajar a Marte.
Pues claro que tengo derecho a todo, pero ¿quién me lo debe proporcionar? Aaaaah, eso ya no lo dicen.
La Consti te dice que hay derecho a "cosas", pero ya luego tú búscate la vida, si eso y tal.
Igual que ésto de los derechos inmigrantiles, delincuenciales, y de demás colectivos """discriminados""". Son superiores a los de los que no somos nada de eso. Osea, que la propia Consti se contradice a sí misma, y tan ancha que se queda.
Por no hablar de la frase: "todos somos iguales ante la Ley".
Si, claro. Igualitos somos. El que tenga más dinero tendrá más posibilidades de ganar un juicio, contratando al mejor abogado del mundo.
Pero claro, en realidad esa frase no miente, ya que todos somos iguales ante la ambigüedad existente en las leyes. Es decir, que ante lo que es la LEY todos nos quedamos idénticamente anonadados por sus vericuetos y entresijos.
La Consti es un placebo y punto.
Y puuuntooooooooo.
Si, es cierto. Tenemos graaaaaaaan protección todos con la Consti.
La Consti dice que todos tenemos derecho a una vivienda digna, y a un currele digno, y a otras cosas dignas, pero no dice nada de que nadie tenga el DEBER de proporcionarnos todas esas cosas dignas.
Es como si pusiera en la Consti:
Todo el mundo tiene derecho a viajar a Marte.
Pues claro que tengo derecho a todo, pero ¿quién me lo debe proporcionar? Aaaaah, eso ya no lo dicen.
La Consti te dice que hay derecho a "cosas", pero ya luego tú búscate la vida, si eso y tal.
Igual que ésto de los derechos inmigrantiles, delincuenciales, y de demás colectivos """discriminados""". Son superiores a los de los que no somos nada de eso. Osea, que la propia Consti se contradice a sí misma, y tan ancha que se queda.
Por no hablar de la frase: "todos somos iguales ante la Ley".
Si, claro. Igualitos somos. El que tenga más dinero tendrá más posibilidades de ganar un juicio, contratando al mejor abogado del mundo.
Pero claro, en realidad esa frase no miente, ya que todos somos iguales ante la ambigüedad existente en las leyes. Es decir, que ante lo que es la LEY todos nos quedamos idénticamente anonadados por sus vericuetos y entresijos.
La Consti es un placebo y punto.
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