¿Quo Vadis, sistema de seguridad pública en Cataluña?.

elcatalan.es
David Hernández.
02.05.2019

La situación interna en el Cuerpo de Mossos d’ Esquadra, la operación Toga para proteger edificios judiciales producto de la falta de contundencia con los denominados CDR y las elecciones nacionales de este mes evidencian que la policía autonómica de la Generalitat no da abasto para responder al aumento de servicios policiales que estamos registrando.

Las actuaciones de la División de Asuntos Internos (DAI) y la creación de inventos políticos como la nueva guardia pretoriana del Presidente de la Generalitat vacían las calles de policías y fomentan el absentismo laboral por falta de motivación o persecuciones ideológicas.

Persecuciones ideológicas muy presentes también en los grandes olvidados de la situación actual en el sistema de seguridad pública de Cataluña: policías locales y vigilantes municipales.

Estos cuerpos policiales tienen una vinculación más estrecha con el político de turno y las represalias administrativas, profesionales y morales son más punzantes. Con el apoyo de mandos policiales totalmente politizados y presencia masiva de funcionarios de libre designación en cargos ejecutivos o de control del personal municipal.

Una realidad poco visible, pero que es evidente si valoramos la presencia masiva de alcaldes y regidores de seguridad pública con tendencias ideológicas que gustan de ejercer el castigo administrativo sobre el supuesto funcionario adversario.

Pero estos policías locales están garantizando la seguridad pública a diario, cubriendo los huecos de la policía autonómica y ejerciendo amplias labores de seguridad ciudadana y orden público sin los recursos materiales o la formación específica necesaria.

A modo de ejemplo: los agentes de la Guàrdia Urbana de Barcelona, controlando desde la improvisación organizada a un grupo de hooligans ingleses en la Plaza Real de Barcelona hasta la llegada de las unidades de orden público de Mossos d’Esquadra.

Los ejemplos son continuos: detenciones mediáticas de delincuentes peligrosos, cobertura masiva de colegios electorales en toda Cataluña para garantizar el proceso electoral, apoyo continuo a Mossos d’Esquadra en las intervenciones diarias, etc…

Y todo ello con falta absoluta de personal porque pocas alcaldías tienen planificadas sus plantillas policiales para ser operativas. Sería interesante que valoraran fuera de actos festivos y protocolarios su interés político o personal a sus policías locales.

La situación actual presenta un modelo de policía autonómica que está colapsando por los factores ya expuestos a los que se sumarían:  el desánimo generado por la manipulación política constante, una cúpula policial que no ha sabido desmarcar su función técnico policial del ámbito político, las reivindicaciones internas, una presencia sobredimensionada en los medios de comunicación y las disfunciones en materia de coordinación interpolicíal provocados por el denominado “procés“.

Tal vez ha llegado la hora de reformular el sistema de seguridad pública y plantear una redistribución operativa de las competencias con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Cataluña. Solo desde el fanatismo se valora la ausencia de policías nacionales y guardias civiles en situaciones operativas diarias.

Prioricemos la coordinación y reforzar los lazos de unión entre cuerpos policiales para que dónde no llegue uno llegue otro en aras de la seguridad pública general.

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